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Las niñas y niños de la calle en Guatemala

— Fanny Bauer de © PuntoLatino entrevista a Eliane Hauri, Presidenta de la Asociación Casa Alianza Suiza en Ginebra —

Casa Alianza Suiza apoya a Casa Alianza Latinoamérica que se dedica a rehabilitar los niños y jóvenes al margen de la sociedad, los niños de la calle, o jóvenes víctimas de trata de personas.

Evolución del fenómeno de los niños de la calle
En Guatemala la problemática de los niños de la calle ha evolucionado mucho estos últimos cinco años, para reducirse, pero también para dejar implantarse un fenómeno aún más preocupante. Como lo explica Eliane Hauri: “ahora, en Guatemala, los niños están cada vez más enrollados en el tráfico humano que se traduce por redes de prostitución para las niñas y por tráfico de droga para los niños. Además de ese cambio, se denota igualmente una evolución dentro del centro de La Alianza, porque en comparación con los años anteriores, muchos niños no vienen de la capital sino de todo el resto del país. Éstos son, sobre todo, niños que intentan migrar por el Norte.”

Guatemala está cambiando
No sólo son cambios visibles con respecto a los niños de la calle, sino también al nivel de la Ciudad de Guatemala. Al volver del último viaje al país del que es originaria su madre, Eliane Hauri se asustó de lo que pudo observar. Como lo cuenta: “nuevas construcciones de lujo florecen en el centro, y es evidente que son resultantes del blanqueo de dinero de la droga”. Hay que recordar que Guatemala es un Estado formado por inmensas e impactantes desigualdades. El acceso a la educación y trabajo es muy difícil para la gente de escasos recursos, lo que crea frustraciones y contribuye al aumento de la violencia.

Cambios de ley: trabajo más difícil para La Alianza
Desde poco, La Alianza tiene que enfrentar el cambio de ciertas leyes en Guatemala, en cuanto a las donaciones, que ahora no son más deductibles de los impuestos. Lo que ha conducido a una disminución significativa de las donaciones, más marcado por la crisis económica, que no es extranjera a la restructuración de Casa Alianza en La Alianza.
Al lado de este cambio estructural, La Alianza tiene que afrontar a nuevas medidas gubernamentales que le permiten acoger sólo a los jóvenes por decisión del juez. Además estas normas piden un control estricto de la supervisión de los niños, exigiendo la restitución de tres informes destinados al Consejo Nacional de Adopciones, al Ministerio de la Salud y al Ministerio de la Educación. Lo que demuestra una evolución positiva, en cuento a las disposiciones puestas en práctica por la sociedad civil y las organizaciones internacionales, tales como la ONU y UNICEF. Pero asimismo, estas reglamentaciones hacen el trabajo más complejo y ralentizan los procedimientos de integración en el centro de La Alianza. Lo que complica mucho más el proceso, comparado a los otros países donde trabaja Casa Alianza, es decir México, Honduras y Nicaragua.

El equipo de La Alianza
La Alianza provee una asistencia de calidad, con un equipo completo formado por un representante legal ante los jueces, dos trabajadores sociales, dos psicólogos, ochos educadores y un médico exigido por el Ministerio de la Salud. Se ofrece un servicio de apoyo legal para los trámites de cédula y para poner las denuncias y dar el seguimiento legal. En efecto, casi todas la niñas-madres y niñas residentes en la Alianza han sido víctimas de trata de seres humanos, y violencia física, sicológica y sexual.

Abierta en marzo del 2011, La Alianza ha tratado 43 casos entre marzo y diciembre del mismo año. Ahora 28 niñas entre 13 y 17 años están ocupando el centro y la dirección desea aumentar a 52 niñas para 2013. Muchas son niñas-madres o están embarazadas. La Alianza acoge entonces también a los hijos de éstas (niños entre 0 y 4 años). Eliane Hauri nos expresó otra vez sus preocupaciones: “5 años atrás, las niñas-madres no eran todas, sin excepción, embarazadas luego de una violación. Ahora es el caso!” Además de causar un traumatismo en consecuencia al acto violento, estos tipos de situaciones son muy difíciles de manejar, porque las adolescentes no quieren guardar a sus bebés, pero el apego se hace más fuerte y se añade el temor de tener un hijo, a veces con solo 13 años.

Los chicos
Debido al aumento de la violencia aguda entre los chicos y a la problemática de la violencia de los carteles de la droga, la Alianza se está por el momento preparando a ofrecer sus servicios también a ellos. Por eso, el enfoque se hace de momento en las chicas y luego cuando los recursos necesarios serán disponibles, se ocuparán también de los chicos.
El problema principal de estos adolescentes es que sirven de carne de cañón a los narcotraficantes y a las pandillas, como las maras. Por eso, ante la ley internacional, ellos tienen un estatus comparable al de los niños soldados, porque son armados y contratados como sicarios. De mismo modo, tienen pocas opciones de escaparse de este mundo de violencia omnipresente, o sea solo se puede incorporar a una pandilla, que le prometa seguridad, o correr riesgo de ser eliminado.

Las cifras demuestran cómo la violencia es intrínseca en este país. Así que Guatemala es uno de los países que registra la tasa más alta de asesinatos, con 52 homicidios por 100’000 habitantes (14 por México y 5.4 para los E.E.U.U.). Y según las N.N.U.U., más de 95% de homicidios nunca se resolvió, debido a un extremo nivel de impunidad. Esto combinado al hecho de que América Central cuenta como 70’000 miembros de maras o pandillas y a la amplia disponibilidad de armas que contribuye a los altos niveles de delincuencia.
El poder de los carteles aumenta con alta velocidad y sobre todo el poder de los Zetas que rechazados por los gobiernos mexicanos y estadounidense, se desarrolla ahora en dirección del Sur, especialmente en Guatemala. Es así que según el Departamento de Estado de los EE.UU., la cantidad de drogas ilegales en Guatemala se duplicó entre 2008 y 2009, acerca de 250 toneladas de cocaína transitaron por el país, solo en 2009. Para los expertos, eso es posible, gracias a la debilidad institucional de Guatemala y a la laxa aplicación de la ley, lo que es más evidente en la selva del Petén, donde solo hay 250 soldados, menos equipados que los carteles, para encargarse de un área de 5’000 kilómetros. A eso se añade el alto nivel de corrupción, hasta las más altas esferas del gobierno que tienen sospechosas relaciones con los carteles.

Aunque tuvo premisas de ley antimaras con el Gobierno de Álvaro Colom, para combatir las pandillas y maras en el ‘Triángulo Norte de Centroamérica’, es decir, entre El Salvador, Guatemala y Honduras, ninguna concreta norma fue adoptada, dejando la situación empantanada en la violencia y la corrupción.

Pero para luchar contra el crimen organizado, es necesario proponer también una solución para mantener la paz y para proteger los derechos humanos. En este caso, una solución violenta tendrá como efecto una escalada de violencia. Eso es el caso en México, donde el presidente, Felipe Calderón, erigió la lucha contra el crimen organizado como un asunto nacional, mandando las fuerzas armadas a la calle, haciendo más de 60’000 muertos en 6 años, empujando a los narcotraficantes fuera de sus zonas usuales y haciendo de casi todo el país, un lugar inseguro. Así que llegamos a la conclusión de que el desafío para Guatemala no solo proviene de la violencia, sino sobre todo de la manera en que se decida a hacerle frente.

Sensibilidad, prevención y educación como solución
Una solución que ya demuestra su efectividad, sería aumentar la sensibilidad, la prevención y la educación, así como lo hace La Alianza. Para Eliane Hauri, uno de los problemas con el que hay que enfrentar es el poder de las pandillas en la imaginación de los niños, que es tal que muchas niñas sueñan con ser la mujer de narcotraficante. Pero después de integrar el programa de La Alianza, se dan cuenta, gracias a los cursos, a los talleres, etc., que existe otra vida al lado de este mundo de violencia. Es así que Eliane Hauri dice que «nuestro más gran éxito es cuando una niña quiere estudiar».
Sin embargo, a través de los cambios socio-políticos, estructurales y de coyuntura, el camino hacia la paz y la tranquilidad será largo.

| casa alianza |

Fanny Bauer de © PuntoLatino, Ginebra, marzo 2012

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