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El de las mejores manos

— Sergio González Carballo (Costa Rica) entrevistado por Paulo González Ramírez de © PuntoLatino —

Del artista se conoce mucho en Costa Rica, en Centroamérica y en Sudamérica. Sus cuadros están repartidos por todo el mundo, viajando entre las mareas y los vientos de la tierra. Muchos de ellos con esa sonrisa invisible, la de ella, su musa.

De paseo por Inglaterra lo visité en su casa para conocer a su familia y un poco sobre su obra. Sergio vive actualmente en Brighton, una ciudad no muy lejos de Londres, en la costa sureña, donde el mar hace acopio de solemnidad en el inmenso y vasto terreno de la isla. En su casa, donde trabaja y se dedica a su pasión, la pintura, crea y desarrolla las ideas que de música y sueños, espejos y lamentaciones, marca con sus manos la obra que es su trabajo.

Del café donde trabaja, en el centro de Brighton muy cerca del largo muelle y la casa no se duran muchos minutos. Nos encontramos en la ciudad, fría en estos meses de invierno, llena de estudiantes y vida cultural para después charlar sobre su vida.

Sergio nació en Cartago, Costa Rica en 1961, una pequeña ciudad del valle central. Allí supo desde muy pequeño, como el mismo lo dice, que quería pintar. A lo mejor su timidez tempranera influyó para que después desarrollara su vocación. Pero así, esa timidez o digamos, estupidez, como él mismo dice, y que ya no existe más, fue la que le sirvió para descubrir los secretos del arte.

— Es que era un imbécil, de verdad. A veces me arrepiento, tan imbécil. Pero gracias a un tío, cómo le agradezco, que me despertó, sí, me dijo que tenía que cambiar. Y desde ese momento empecé a cambiar. Cómo le agradezco.

Así, después de llevar algunos cursos de dibujo y expresión gráfica con importantes artistas del país, estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Centroamérica donde continuó el desarrollo y estudio de la pintura, así como en la ilustración, diseño gráfico, mercadeo e historia del arte.

En 1997 se fue a vivir a Inglaterra donde continuó pintando y exponiendo en contacto con otros artistas, permitiéndole abrir su trabajo a la influencia de otras culturas.

Después de vivir por cuatro años en Costa Rica promoviendo su obra e investigando su técnica en el color y otras temáticas, regresó nuevamente a Inglaterra como una posibilidad para exponer su obra en otros países de Europa.

— ¿Pero cómo es pintar ahora, lejos de tu casa, de tu país?

Es igual, yo pinto desde siempre, y acá lo hago con mucho placer. Lo que pasa es que mi obra se vende mucho mejor en Costa Rica que acá, aquí tengo que decir que es más difícil, por qué, pues porque en Costa Rica antes de venirme a Inglaterra ya tenía mi mundo, y todavía lo tengo, pero trabajo desde acá. No es que el trabajo sea menos valorado en Londres o París, ya han habido algunas posibilidades de exponer en Lisboa por ejemplo, lo que pasa es que acá se viene desarrollando actualmente otro tipo de temática en la creación, hablemos de estilo, lo que hace que yo tenga que moverme en otros mundos, lo que he hecho y quiero hacer más en el futuro, digamos un nuevo estilo, o uno viejo que gusta más.

Sergio vive con su esposa y sus dos hijas en Brighton. La mayor que escribe y va a ser una poeta seguramente, la menor, quien parece tener dotes para la arquitectura, o la pintura. Es decir, el arte está en ellas, vivo como en él, no importa dónde ni cuándo, el arte toma mano de lo que le pertenece.

El pintor trabajó como diseñador gráfico para algunas empresas en Costa Rica y luego lo hizo por su propia cuenta a partir de 1990; diseñó y montó dos salas de exhibición para el Museo de los Niños en San José, Costa Rica.

— Mi trabajo en Costa Rica tuvo diferentes etapas. Desde el sector público hasta el sector privado. El artista tiene que trabajar y tiene que exponer su obra. Y la obra se va desarrollando dentro de esta perspectiva. Así como ahora, donde promuevo mi trabajo en Europa, que es donde vivo, continúo con mis contactos en Costa Rica, lo cual considero muy importante.

En la pintura de Sergio se pueden notar sus raíces latinoamericanas, en ellas refleja la vida, nostalgia, y pasión de la gente. En muchas de sus obras la figura de la mujer es el centro de la obra, la musa, su musa. Es como la deidad que protege su poesía, en la mitología artística de su creación. Porque para Sergio ésta es un símbolo de vida y a través de sus rostros y su contorno él expresa su manera de observar el mundo. Los fondos de sus obras son paisajes y partes de casas en un mundo mágico, un mundo lleno de líneas y formas llenas de color y contrastes los cuales son usados como lenguaje en sus cuadros.

— Tiene el pelo largo, muy largo, y escucha aunque no le veas las orejas. ¿Las ves? Y es distinta, todas la veces es distinta, pero la distingue su nariz larga, fina, muy fina. A veces son dos, otras tres. Y no solo en óleo, también en lápiz cera, que me gusta mucho trabajarlo antes de la pintura, o el dibujo mismo, donde uno tiene que desarrollar la técnica del placer, de disfrutar lo que hacés.

Sergio trabaja el lápiz cera, óleo, dibujo… es increíble. Mirar cómo se desprende de una idea, colecta trabajo y acumula más ideas. La supremacía del verdadero artista está en la perfección de su creación. Sergio realiza esta orgía desde una base hasta llegar al cuadro mismo, comenzando con el lápiz, dibujando y tallando lentamente las manos, manos merecedoras de perfección, como se le reconoce en Costa Rica, el que pinta las mejores manos, no hay otro igual. Y de ahí, el pecho, los labios, todos uno a uno hasta abstraer la idea del Quijote y el molino, o Sancho a sus pies. Un realismo mágico que se vincula al tiempo de Comala, o a la desfachatez y grandeza del coronel Buendía.

— A Suiza, espero pronto ir y tener la oportunidad de exponer mi trabajo por allá.

Del artista solo tengo que agradecer, por abrirme su casa, sus secretos y su obra. El artista vale cuando se siente orgulloso de lo que hace, de su familia y su país y siempre muestra humildad y gentileza, otros grandes dones de Sergio, el de las mejores manos.

Brighton (Inglaterra), febrero 2012. Paulo González Ramírez de © PuntoLatino

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