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A la comunidad indígena wayúu (Colombia) le prometieron «la buena vida», pero …
— Nota de Maren Harrer de ©PuntoLatino sobre la discusión pública después del pre-estreno de «La Buena Vida»
Tras el estreno en Berna de «La buena vida» (Jens Schanze, Colombia 2015), película que acompaña durante un año una comunidad de los indígenas Wayúu en el proceso del traslado de la población por razones de la globalización, el público fue invitado a asistir a un podium compuesto por Jens Schanze, director de la película, Dominique Rothen de la ASK (Arbeitsgruppe Schweiz Kolumbien) y Karmen Ramírez Boscán, mujer indígena Wayúu, viviendo entre Suiza y Colombia y activista de los derechos humanos.
El proceso del traslado de los habitantes de la comunidad de Tamaquito duró varios años e implicaba para la comunidad luchar por una vida buena luego de ser desplazados. La comunidad tenía que llegar a un acuerdo con Cerrejón, una filial de la multinacional Glencore, que se ocupa de la extracción de carbón.
La mayor preocupación de los habitantes de Tamaquito fue y es la cuestión del agua, ya que Tamaquito II, el pueblo en su nuevo territorio, está lejos de cualquier fuente de agua – el bien más importante para esta comunidad que vive del cultivo de la tierra.
Después de la proyección, la pregunta más candente fue seguramente la de la situación actual del agua en Tamaquito II. Desafortunadamente, Dominique Rothen no pudo dar buenas noticias a este respecto: la comunidad sigue careciendo de agua y hasta hoy día no pudo realizar ninguna cosecha. Al contrario de lo que la multinacional le había prometido, la población no tiene maneras para trabajar la tierra, lo que tiene como consecuencia el desempleo en la comunidad.
La noticia más positiva que pudo dar Dominique Rothen es que en diciembre del 2015, después de haber vivido un año y medio con poca agua y viéndose defraudado por Cerrejón, la comunidad de Tamaquito retomó el diálogo y la negociación en espera de la urgente y ansiada mejora de la situación. Sin embargo, ya no hay grandes esperanzas de que algo cambie realmente y menos en un lapso de tiempo aceptable.
Karmen Ramírez Boscán pertenece a la comunidad Wayúu y conoce personalmente a varios de los protagonistas de la película. Para ella, la película muestra perfectamente que la negociación entre las comunidades indígenas y las mulitinacionales sobre el deplazamiento de la población no tiene una solución nunca. Por más „justa“ que sea la negociación, las comunidades indígenas siempre salen perdedoras. Así también en el ejemplo de Tamaquito: entre los expertos, la negociación de la comunidad de Tamaquito es considerada como muy buena, de hecho como la mejor de la región, sin embargo, terminó en un fracaso total para la comunidad.
Así que „la buena vida“, como le ha sido prometida a la comunidad, ésta la sigue buscando. Tal vez la perdió para siempre a favor de una multinacional que destruye y explota la madre tierra, la única que realmente contribuiría a la buena vida de Tamaquito.
Berna, 19.01.2016, Maren Harrer de ©PuntoLatino
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