| VISIONS DU RÉEL 2020 | ARGENTINA |
Las Ranas o una forma de amar en las cárceles
— Las Ranas de Edgardo Castro fue proyectada en el Festival Visions du Réel 2020 (Nyon, Suiza), en la sección «Burning Lights International Competition». Luis Vélez Serrano de ©PL escribe este artículo sobre este documental. Zurich, junio 2020.
No es un documental de tema zoológico, «Rana» en esta película de Edgardo Castro no es un batracio. «Las Ranas» es un documental muy bien logrado que muestra una faceta poco conocida de la vida carcelaria en Argentina y creo que en varios países latinoamericanos.
Hay prisiones, por lo que vemos en este filme y en otras narraciones, en las que hay día de visitas para familiares y amigos y días que podríamos denominarlos de tolerancia porque son para visitas «especiales». En este caso no se trata de esposas o familiares, tampoco de prostitutas, se trata por decirlo de algún modo, de amantes. Las ranas en este caso, son pues mujeres que visitan «por amor», regularmente, a privados de libertad. Yo he escuchado que existe esta práctica en determinadas prisiones de varios países. Es seguro que habrán otras, pero aboquémonos a ésta, es decir, a las ranas de nuestra película.
La vida carcelaria y sus entresijos
La relación de las mujeres visitantes con los presos es muy particular, son reservadas para dar al menos una idea. Resulta difícil encontrar elementos ora románticos, ora afectivos … pero sí, en todo caso, sexuales. Se trata de un contacto semanal, algunas se conocen entre sí. Toman juntas el bus (llamado «micro» como en muchos países latinoamericanos) que las traslada a las afueras de la ciudad, hasta la prisión a unas horas de viaje. Llegan puntualmente y se van con la misma disciplina. Esta relación tan sui generis deja cavilando a los espectadores, ya que no todos conocen los entresijos de la vida carcelaria.
La religiosidad del ritual es rutina: inflingir la ley por amor …
La cámara de Edgardo Castro enfoca (no invade) con prolijidad y esmero, pero también con maestría a una de estas „ranas“, la cámara no se aparta casi nunca de su objetivo. La religiosidad del ritual es rutina: ellas entregan comida, cigarrillos y drogas, éstas últimas corriendo un riesgo muy serio y no son las únicos productos prohibidos que introducen, también entran teléfonos celulares ¡y cómo entran! – uno de los medios es la intimidad de la cavidad vaginal. Ellas reciben amor, es decir, sexo. Regresan satisfechas y hasta la próxima semana con el mismo recorrido.
La intimidad particular de los suburbios
Si prostitución hubiese en esta historia, sería prostitución de los hombres: ellos pagan con sexo los celulares y la droga. Pero mi lectura de esta trama es otra: yo percibo una diferente forma de amor. Nada ortodoxa, pero al cabo es una forma de amar en un medio no sólo de pobreza, sino casi marginal, es una intimidad que por ser suburbios no pierde sus cartas de nobleza. Sobre todo de las ranas; en los «sapos» puede haber algún interés material. Elena López Riera dice: «Es una desgarradora historia de amor».
¿Por qué «ranas?
Me intriga por qué les pusieron el nombre de «ranas», quizá por ser anfibias, por saber saltar, zambullirse y escabullirse.
La heroina de la historia
La rana objetivo de la cámara, en este filme, es Bárbara (Barbie) una muchacha de 19 años que ya tiene una hija de otra relación y se gana la vida vendiendo medias a la gente en las calles y su sapo, Nahuel, es un presidiario de 23 años. En la perspectiva «moral» tradicional la rana Barbie sería anti-heroína. En mi perspectiva y en la de muchos críticos y comentaristas, es una heroína.
Ficha técnica
Director: Edgardo Castro, Argentina,
2020, 77′, World Première (Nyon)