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El abrazo de la serpiente, un regreso al origen 


— por JULIÁN JARAMILLO ESCOBAR, Embajador de Colombia ante la Confederación Suiza

Quiero empezar este breve artículo expresando mi profunda gratitud a PuntoLatino por haberme invitado a escribir sobre un tema tan fascinante como el séptimo arte y tan importante en este momento para nosotros los colombianos, por la reciente nominación en la categoría de mejor película extranjera del largometraje “El Abrazo de la Serpiente” a los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

Es la primera vez en la historia de la industria cinematográfica colombiana que una película de factura nacional llega tan lejos, lo cual nos llena de orgullo y a la vez nos evidencia el importante momento que viven las artes visuales en Colombia.

Gracias a las políticas públicas dirigidas a incentivar la realización de producciones nacionales, Colombia ha visto un despertar de su industria que se ve reflejado en el aumento del número de producciones anuales, en la diseminación de eventos dedicados al cine por todo el país y en una notoria mejoría en la calidad de los productos cinematográficos que llevan el sello “Hecho en Colombia”.

Todo esto ha hecho que lentamente el cine colombiano, hasta hace sólo un par de décadas desconocido en los grandes Festivales Internacionales, empiece a ser reconocido por la crítica especializada como un cine creativo, interesante y, sobre todo, de muy buena calidad.

Es justamente en este contexto que surge una producción como “El abrazo de la serpiente”, una cinta en la que se conjugan un sinnúmero de elementos que permiten a los espectadores reflexionar en torno a realidades desconocidas para muchos de ellos, incluso si son colombianos. Creo que es justamente éste uno de los grandes aportes de Ciro Guerra con ésta su tercera película: mostrarnos una Colombia que también es selva, que es Amazonía, una Colombia de ríos caudalosos y naturaleza exuberante en la que nos encontramos con otra forma de entender la vida y de percibir el mundo que nos rodea.

En un mundo que ha sobredimensionado la capacidad de transformación y la importancia del accionar exterior, el “Abrazo de la Serpiente” se nos presenta como una vuelta al origen, como un llamado a regresar al inicio para poder ver en dónde estamos. Es una reflexión profunda sobre la búsqueda del conocimiento, de la felicidad, de los sueños, de todo aquello por lo que el hombre ha luchado siempre y que a veces cree que puede conseguir fuera de sí mismo y de su entorno natural.

Además de las reflexiones profundas a las que invita, “El Abrazo de la Serpiente” es estéticamente hermosa: la nostalgia que produce el formato blanco y negro, la belleza de la fotografía, el manejo de la luz y de la cámara y la elección de la música nos permiten llegar a la complejidad de su contenido a través de un viaje dulce y apacible para los sentidos.

Otro de los aspectos que hace de éste un filme realmente excepcional es la actuación de sus protagonistas. Tanto la versión joven como la madura del sabio chamán Karamate dan cuenta de una facilidad natural para la interpretación que sólo puede surgir de un conocimiento profundo de las costumbres y las tradiciones, cosa que sólo es posible ver si el actor ha interiorizado muy bien su papel o, como en el caso de estos dos maravillosos colombianos, cuando deben interpretar parte de lo que son y lo que han visto toda la vida.

En resumen, es una película preciosa que vale la pena ver. Invito a todos los lectores a que se dejen seducir por una cinta que muestra claramente por qué Colombia es Realismo Mágico.

 

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En el estreno de la película el 28.01.2016 en el Cine Rex de Berna: el Embajador Julián Jaramillo, el Ministro consejero Bernardo Romero, la Consejera de Asuntos culturales María-Andrea Torres, personeros de la Embajada y el redactor de PuntoLatino, Luis Vélez Serrano

 


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