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Sobre «La mujer salvaje»
Por más que su marido y su amante pesen sobre ella, los veo como meros obstáculos que ella vence para lo que quiere lograr
«La mujer salvaje» se proyectó en San Gallen, en el Festival Pantalla Latina 2024. El director Alán González y la actriz Lola Amores, son entrevistados por Luis Vélez Serrano de ©PuntoLatino.
← Foto: Lola Amores y Alán González (©diariosur.es)
— El rol de madre en «la mujer salvaje» rompe todos los estereotipos. Es una madre coraje a su manera, ¿qué rasgo de su personalidad pondrías más de relieve?
— Yolanda es temeraria y pendenciera, impulsiva, instintiva, sensible, afectiva, infantil, torpe, seductora, manipuladora y siempre a punto de la combustión. Quizás sobre todo desobediente, pero no la reduciría. Lo que yo quería era seguirla a la sombra de ese día amargo y bajo el asedio de las miradas de los demás. Es difícil, bajo esas circunstancias, conocerla de verdad. No hay tiempo. Siempre pienso, acepto y me gusta que sabemos poco de ella. Así la respeto y la quiero. Lo que aflora en la película no la cuenta en toda su complejidad.
— ¿Por qué es salvaje?
— Este adjetivo se usa peyorativamente para calificar a Yolanda como incivilizada, impropia para las moralidades «correctas». Y a mí me interesa la idea de que el título la juzgue y ose intentar reducirla como los otros personajes, y como muchas veces hacemos con quienes no conocemos, porque es más fácil y porque confirma nuestra supuesta superioridad. Pero yo diría que si Yolanda es salvaje lo es porque vive en un contexto salvaje. La violencia con la que actúa es la misma que recibe e los demás. Es una víctima, pero no una víctima tradicional. Quizás sobre todo es salvaje porque es libre y porque crece en abundancia, como una planta no cultivada o como un animal no domesticado, y creo que hay muchas personas así, y que para una mujer en una sociedad machista es peor ser «así». Ahora bien, es curioso y contrastante que en Cuba, «salvaje» significa también arrojado, muy capaz en algo. La gente puede decir «Yolanda es una salvaje», que es lo mismo que decir «A ella no hay quien le ponga un pie delante». «Ella es de temer», como algo positivo (porque parece muy positivo en medio de la hostilidad tener cualidades para ser mejor, defenderte o intimidar a los demás). Aparte de esto, Yolanda responde a su manera particular a un arquetipo femenino estudiado por Clarisa Pinkola Estés que se llama «mujer salvaje» que se refiere a una mujer fuerte, instintiva, afectiva. Esto lo descubrimos después de decidir el título y lo vino a confirmar.
— El título ¿fue escogido en el guion, al principio, o al final del rodaje? ¿sufrió algún cambio?
— Manejamos al menos un título antes, y este, que nos pareció perfecto, se le ocurrió a la coguionista Nuri Duarte durante la escritura del guion.
— ¿El hijo, sirve en la trama para que Yolanda cambie de vida y de visión de vida? [Ni el marido, ni el amante, es el hijo.]
— Reduccionistamente hablando, y por más que su marido y su amante pesen sobre ella, los veo como meros obstáculos que ella vence para lo que quiere lograr. Pero recuperar a su hijo, al menos dentro de la trama, en mi lectura, no la hace cambiar. Sería más fácil verlo así, y nos gustaría a veces verlo así porque las narrativas (sobre todo las más conservadoras) tienden a decirnos que existe la justicia en el mundo según nuestra idea de lo correcto, y tratamos de leer un final feliz. Sin embargo, yo no estoy seguro de que la película llega hasta ahí. Yolanda logra hoy estar con su hijo. Y no me parece poco, porque yo quería premiarla a pesar y gracias a su complejidad. No sé si hay un futuro de esos que nosotros desde el privilegio le quisiéramos diseñar. Tampoco sé cuánto quisiera que cambie. Nunca me sentí el rol de ayudarla de ese modo precisamente porque juego con los juicios de los otros, pero sin quererla juzgar. Yo la quiero así. Ella se va con su hijo y somos nosotros los que descubrimos que se aman después de haberla incluso cuestionado. Pero para mí ni siquiera sabe bien a dónde va.
— ¿Una mujer que tiene marido y amante, es salvaje? || ¿Una madre que hace todo por recuperar a su hijo, es salvaje?
— Depende de quién lo mire, sí. Y depende de quién la mire es puta, mala madre o a su manera la mejor.
— Yolanda pregunta a su hijo si quiere quedarse y no irse con ella. ¿Yolanda se juega la carta decisiva?
— Sí. Igual, cabe la posibilidad de que lo esté manipulando torpemente, consciente o inconscientemente, para que él vea que ella por amor es incluso capaz de renunciar a estar juntos. Tal vez sabe intuitivamente que él la eligirá a ella y, a pesar del miedo que le han generado, tiene una confianza en ese vínculo que nosotros, por falta fe tiempo, a esas alturas, no podemos calificar.
— ¿Yolanda tiene sentimiento de culpa?
— Seguramente. Y aunque trata de huir de eso, le es imposible porque es aquello para lo que la sociedad y su situación la han predispuesto. Quizás es de ese sentimiento de culpa del que quiere escapar. Igual, creo que aunque a veces ella misma se confunda, y gestione erráticamente sus recursos, lo que más la guía es el amor.
— ¿Se podría decir que el hijo es la principal víctima de la violencia reinante?
— Pienso que todos lo son. Aunque en este cuento, sobre todo, Yolanda, su hijo y Ulises. Tendemos a querer salvar al hijo porque la película viaja hacia su encuentro y recuperación, porque carga con su madre, porque parece más maduro de lo que supuestamente debe ser un niño y porque por edad tal vez tiene mayor posibilidad de escapar. Pero me gusta pensar también en lo hermoso que le aporta Yolanda, gracias a su singularidad, a pesar del trauma y de la violenta sociedad.
— ¿Hubo dificultades para hacer la película? En Cuba parece que es difícil hacer cine.
— Muchísimas.
— [Esta pregunta hacemos a todos los visitantes] ¿Primera vez en Suiza? ¿Qué opinión tienes de nuestro país?
— Mi primera vez en Suiza. Fue una experiencia encantadora que agradezco a la amabilidad extrema del equipo del festival
Entrevista a la actriz Lola Amores
←Foto: ©Lola Amores, Instagram
— El rol de madre en «la mujer salvaje» rompe todos los estereotipos. Es una madre coraje a su manera, ¿qué rasgo de su personalidad lo pondrías más de relieve?
— Recordando el momento de filmar, en los instantes justos antes de la voz de acción, siento que somos, Yolanda y yo, un aleph de sentimientos todos intensos y de tanta concentración sale ella como una bomba retenida, dispuesta a enfrentarse al mundo, a su mundo salvaje. Una determinación impulsada por el amor a su hijo. Entonces todos sus recursos emocionales salen torpemente o simplemente sin pasar por el filtro de la conciencia. Creo que lo más visible es su impronta.
— ¿Por qué es salvaje?
— Porque se sale de los límites, porque reacciona impulsivamente y no dura mucho en ella el contenerse pensando en el otro. Socialmente saltarse los códigos, volarse lo establecido hace que se convierta en una maleza donde la planta creció y creció y las reglas serán las de sobreponerse sobre la otra rama para alcanzar el agua y la luz. Y también que bueno que es salvajemente resolutiva, para que salte sus salvajes barreras. Porque en un sitio, en un pueblo, en una región salvaje sus habitantes lo son o perecen.
— ¿El hijo, sirve en la trama para que Yolanda cambie de vida y de visión de vida? Ni el marido, ni el amante, es el hijo.
— Siento que no cambió. Siento que podrían pasar otras situaciones donde las mismas causas aparezcan tal vez con otros amigos, amantes, conocidos.. Siento que podría doblar esa calle por donde salió con su hijo y comenzar otra situación intensa que la llevaría a otra…Sería feliz pensar que cambió pero basta que sea ella para que se complique su vida.
— ¿Una mujer que tiene marido y amante, es salvaje? || ¿Una madre que hace todo por recuperar a su hijo, es salvaje?
— Esta mujer, este marido y este amante son salvajes porque son parte de ese medio sobre saturado por excesos. Yolanda lanza su seducción sobre el amante y se mezclan los espacios donde habitan, donde están los conocidos. Ahí también el amante se desborda y el esposo recurre al ataque. Gritos, aullidos, sangre, sudor, saliva, dientes, vendajes, hueso. Y sale ella en busca de su «cachorro» porque una hembra protege a su cría, a su manera, donde el amor es un lamido, donde el amor no es domesticado.
— Yolanda pregunta a su hijo si quiere quedarse y no irse con ella. ¿Yolanda se juega la carta decisiva?
— Ella le pregunta queriendo su respuesta. Casi implorando que cambie la actitud hacia ella porque si «él no la quiere quien la va a querer». Pero de manera torpe, haciendo lo contrario, abriendo una puerta. Palabras al aire. Dolor por los días. Es una puerta de juegos, una puerta más bien para recuperarlo, una puerta hacia ella. Al menos eso quiere y sin saber que es una puerta. Al final porque pensaría que él no se iría y porque además, «él no se manda».
— ¿Yolanda tiene sentimiento de culpa?
— Seguro que sí. Sobre todo con su hijo. Por eso quiere que la acepte, que se vayan juntos lejos. Con los demás pienso que la culpa trasmuta a defensa. Huir es la salida porque no hay tregua, no hay consenso ni tiempo para sentirse débil.
— ¿Se podría decir que el hijo es la principal víctima de la violencia reinante?
— Me viene a la mente una larga cadena de víctimas donde podríamos comenzar, por el intento de encontrar un inicio, por la madre, luego Yolanda, luego el hijo… Podríamos intuir a una sociedad víctima de violencia. Tal vez quisiéramos que el hijo se salve de esto, porque tiene más camino y duele pensar en la fatalidad de esa herencia y porque queremos un mejor futuro.
— ¿Hubo dificultades para hacer la película? En Cuba parece que es difícil hacer cine.
— Si, es muy difícil hacer cine en Cuba. Creo que tuvimos todas las dificultades y sobrevivimos. Así que imagínense de lo que somos capaces (aquí me río de mi y de mi realidad, hay respuestas que también lleva suspiros)
— [Esta pregunta hacemos a todos los visitantes] ¿Primera vez en Suiza? ¿Qué opinión tienes de nuestro país?
— No, es mi segundo festival. Y quiero volver, y caminar con abrigos o sin abrigos, tomarnos fotos y todas esas cosas que se hacen cuando uno se siente muy bien. Gracias a todos los del festival por ser tan lindos con nosotros. Suiza es para volver.
— ¡Muchas gracias Lola!