| CINE ENTREVISTAS | ARGENTINA |
Diego Lerman (Argentina): «Una dictadura en cualquier lugar del mundo encarna en sí misma un hecho trágico»
— Entrevista de Luis Vélez-Serrano de © PuntoLatino a Diego Lerman —
— «La mirada invisible», según muchos, trata de ser fiel a la novela «Ciencias morales» de Martín Cohan. ¿En qué la película logra ser muy fiel? ¿En qué tuvo que alejarse de la novela? ¿Cómo y por qué lo haces aparecer a Martín Cohan?
— Es imposible ser fiel a una novela. Tomás los elementos que te seducen. Y después se va transformando, porque es otro lenguaje. Si hay fidelidad, no hay película posible.
Un día me encontré con la novela de Martín Kohan y me propuse adaptarla. No fue que yo buscaba hacer un proyecto de esas características, sino que al leer la novela me di cuenta de que era el proyecto ideal para mí. Tengo una historia familiar ligada a la dictadura: mis papás eran militantes y durante parte de la dictadura vivimos escondidos. Yo era muy chico, y para mí esa época está ligada a miedos irracionales, a no entender por qué teníamos que mudarnos todo el tiempo o por qué una parte de mi familia se iba a vivir afuera, mientras que otra desaparecía. Mi papá tenía un arma que la llevaba a todos lados. Digamos que tengo una mirada teñida de política en una historia en la que yo no era protagonista sino acompañante (tengo todo el tiempo recuerdos de estar sobreviviendo). De preguntarles a mis papás por qué querían matarnos. Tengo también bastantes diferencias con mis papás y con su generación. Cuando leí la novela de Martín yo acababa de ser padre por primera vez y de alguna manera la dictadura es el territorio de mi primera infancia. Me sedujo la trama sencilla, el punto de vista de la preceptora, del poder, la condensación de narrar la dictadura en un colegio como el Nacional Buenos Aires, y la época como contexto, es decir, el final de una dictadura en su etapa decadente.
Hay un acto de necesidad de apropiación para poder hacer algo audiovisual. En el caso de la adaptación de la novela de Martín, tenía un desafío: si bien la historia era como una fábula y muy redonda en sí misma por su sencillez y contundencia, había un personaje que pasaba en el baño mucho tiempo con pensamientos. Y ése no era el tipo de cine que yo quería hacer: no quería meter una voz en off. Eso me sirvió para la construcción del personaje con la actriz. Después, a nivel trama, había cosas para traducir. Por ejemplo, cambiamos la composición de la familia. Quería un mundo más femenino.
A Martín Kohan lo conocía y le propuse intentar hacer una adaptación; era febrero del 2008 y él me dice entonces cuándo nos juntamos, ya que secretamente fantaseaba con que yo haga una película de su novela.
— «La mirada …» es una metáfora de la Argentina de 1982: finales de la dictadura, guerra de las Malvinas. Es decir, decadencia y degradación del sistema. Pero hay un elemento nuevo de orden sexual y psicológico, el «voyerismo» de la preceptora que espía en los urinarios masculinos. En tu visión, ¿cómo entra este elemento en la lectura de una dictadura decadente? ¿Por lo enferma, por lo perversa?
— La perversidad acecha en el ambiente de la película, está en el aire en una soiciedad degrada y moralmente corroída por la represión, las torturas, las apropiaciones, los abusos, las desapariciones. El voyeurismo no es más que una parte de un sistema de control en donde cada elemento cumple el rol de engranaje en una maquinaria perversa.
Hay una perversión social: se habla de esa moral tan corrida o doble moral. En Biasutto hay algo siniestro. Es un personaje difícil para hacer. Ponerle el cuerpo a un tipo así es de mucha valentía. Yo le decía a Osmar Núñez que no lo tenía que juzgar. Y después fue intentar ir contra el opuesto de la demonización, porque eso es lo que lo hace más siniestro. El tema de darle carnalidad era desde el lugar de un tipo seductor que va impecable y perfumado. Pero además de ese lugar casi paternalista, hay un lugar de oscuridad constante. Y desde ahí, imaginamos trabajar el personaje.
— La disciplina como fin, es represión en plano general; y, las emociones reprimidas de la preceptora y quizás del jefe, lo son en el plano individual. Para Diego Lerman una dictadura es sobre todo …
— Conocer los rituales de control y vigilancia durante la dictadiura en el colegio preciso de una investigación muy particular: cómo formaban los alumnos, cómo se tomaba lista… es una ficción y todo vale, pero quería mostrar un proceso muy exhaustivo de cómo eran esos mecanismos que tal vez puedan sonar anecdóticos, pero detrás de ese rigor estúpido hay un peso ideológico, un lugar de control que dice “Las cosas son así. Estas son las reglas”. Porque finalmente la película habla de eso. Fumar es una anécdota. Lo que le importa a Biasutto es si se rompe una regla, no si se fuma. El dice en un momento: “Quien rompe una regla tiene un potencial subversivo”. Hay una bajada de reglas que todos deben acatar. Y ante el cruzar la línea, la autoridad actúa. Una dictadura en cualquier lugar del mundo encarna en sí misma un hecho trágico.
— La frustración de todo un pueblo después de las Malvinas se expresa en …
— Malvinas es un reclamo histórico y legítimo de parte de Argentina a Inglaterra. Lo que sucedió con la guerra es que la dictadura manipuló ese reclamo para utilizarlo de manera maquiavélica con fines domésticos.
— ¿De quién es la mirada invisible?
— Es un engranaje de un sistema. Como en todo sistema, está esa dualidad. Ejerce poder sobre los alumnos y otros ejercen poder sobre ella. Lo mismo ocurre con los otros preceptores y con Biasutto: es un engranaje de un eslabón más alto. También había algo de eso en el cambio de título del film respecto de la novela. ¿De quién es la mirada invisible? ¿Es la de María Teresa, la de Biasutto? ¿O es la de ese ojo panóptico que es el poder y que observa a todos por arriba? eso es algo que me interesa que cada espectador defina. porque hay varias posibilidades y creo que una película se completa en el espectador y cada uno la completa. El título apela a eso a qué uno salga del cine y se pregunte y se conteste de quién es "la mirada invisible".
— Y el aporte técnico del «Fuera de campo», lo utilizas sobre todo en/para ….
— Me interesaba mucho el lugar de microcélula que tenía el colegio en relación con lo que era el país. A través de la descripción de esa microcélula está la información de todo el cuerpo del país fuera del colegio y que no vemos en ningún momento de la película.
Yo hablo de un proceso metonímico: narrar la parte para ver el todo. Esa era mi lectura de la novela y desde donde me atraía. Y siento que es el gran hallazgo de lo que plantea Martín Kohan en Ciencias Morales: contar de manera muy eficaz algo que trasciende esos muros.
Tanto el libro como la película toman el punto de vista de María Teresa, un personaje bastante particular, en el sentido de que está como afuera de todo. Es una mujer muy aislada. Ella entra a un trabajo, quiere satisfacer a su jefe, ve reglas, ve órdenes y empieza a accionar. Después, en ese afán por cumplir con las reglas, es donde se genera un desvío y donde aflora cierta represión sexual. Pero no se ve el punto de vista de los chicos, es la mirada de María Teresa sobre los chicos. María Teresa es gris en el punto de que no está definida. Es un personaje en busca de definiciones antes que alguien que se plante en un lugar. Pero no es gris por opacidad sino porque es un personaje en búsqueda de algo, que generalmente refiere a la identidad. María Teresa busca desde dónde mirar el mundo. Desde ahí trabajamos la atracción que inicialmente siente por Biasutto, porque es alguien que le da certezas.
Incluso, algo interesante es que María Teresa es de otra clase social que la de los alumnos. Esto me interesaba: está ajena al alumnado, y es vista por los alumnos como alguien ajeno. Investigué que en esa época los preceptores salían del Liceo Militar y los contrataban, mientras que otros salieron de otros lados, como el personaje de la película. María Teresa es alguien ajeno que empieza a trabajar en este lugar. Y justamente, se buscaba que fuesen “ajenos”, como ese lugar de “extranjera” que tiene María Teresa. A mí me interesaba esa tensión.
— El autor de una novela o el director de un filme, una vez producida su obra, son también espectadores o lectores con su respectiva pluralidad de lecturas. ¿El silencio y el vacío juegan un rol preciso en la alegoría dictadura-colegio?
— El colegio en la actualidad mantiene un reglamento relativamente estricto, pero parece que ha cambiado de visión y de métodos. ¿Cómo ves su evolución? A diferencia de la dictadura ignominiosa, hoy sólo página negra de la historia pasada, el colegio es una cuna de próceres … y sigue cara al futuro …
Hoy el Colegio Buenos Aires es otro que el de tiempos de dictadura, la educación es otra y el país por suerte también es otro. La anécdota sin embargo es que no nos dejaron filmar en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Nunca terminamos de entender por qué. Esa es la verdad, se nos dieron razones, hubo un maltrato al ignorar y no respondernos a lo largo de un año, de meternos en trámites burocráticos sin sentido como presentar una carpeta en Mesa de Entradas, esperar una respuesta y luego la respuesta no venía, se llamaba y había que presentar otra cosa…. no se decía sí o no. Hubo gente pidiéndole a la rectora del colegio, Virginia González Gass, que nos diera aunque fuera una respuesta. Y la respuesta fue que temía que los alumnos confundiesen que se trataba de algo que sucedió en el ’82 y no ahora. Nos pareció un argumento pobre, siempre entendimos que había algo más. Después empezó a decir que ella defendía la educación pública. No sé qué tiene que ver: yo también. Para mí fue una actitud un poco cobarde de alguien que tiene miedo de las repercusiones que puede haber dentro del colegio: no sé qué intereses o cosas se manejan. Pero en ese colegio se hacen filmaciones constantemente. Finalmente trabajamos en tres colegios diferentes y en el Congreso nacional.
Suiza para mi es un misterio aún no develado
— ¿Cuántas veces has estado en Suiza? ¿Suiza para ti, en pocas palabras?
— Fui unas cinco veces al Festival de Locarno, que fue el lugar a donde fui por primera vez con TAN DE REPENTE mi primera película, yo era muy chico y era la primera vez que asistía a un Festival como director. Después la película ganó el Leopardo de plata y terminé siendo una especie de ahijado del Festival durante varios años. Le tengo un enorme cariño a este Festival. La última vez que estuve en Suiza sin embargo fue en noviembre pasado, conocí Ginebra y Zúrich y fue para promocionar justamente "La Mirada Invisible". Suiza para mi es un misterio aún no develado.
— Gracias Diego.
(Entrevista de Luis Vélez-Serrano, febrero 2011)