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El cóctel político-religioso es siempre tóxico
A propósito de «Apocalipse nos trópicos» de Petra Costa. Nota de Luis Vélez Serrano de ©PuntoLatino.ch en el marco del Zurich Film Festival 2024.
Un documental político con tres actores
«Apocalipsis nos trópicos» es un documental politico cuyo tema es la vinculación entre política partidista y las iglesias evangélicas brasileñas; del provecho mutuo que sacan mercaderes de votos en tiendas políticas y mercaderes de indulgencias en las iglesias mencionadas. El partidismo se aprovecha electoralmente de la fe de la gente para ganar votos y los jerarcas de las iglesias se aprovechan para atiborrar sus caudales.
Fotograma ©ZurichFilmFestival
Bolsonaro ¿un enviado de dios?
Las iglesias aprovechan financieramente de la fe, de la espiritualidad y aún más de la credulidad de la gente más humilde, de la que no tiene estudios, para sacarles dinero e inculcarles creencias religiosas y políticas. Así, los politiqueros se muestran no solo en olor de santidad sino fungen como ungidos, como enviados de un poder no terrenal: así se presentó Bolsonaro. Ambos, unos y otros venden promesas para aquí y ahora y también para el más allá en ciertos reinos.
Los evangelistas brasileños evocaban el apocalipsis si los elegidos no fueran los del rebaño. De otra parte la Covid (en muchas escenas los personajes aparecen con cubrebocas) ayudaba a ver la situación como un apocalipsis. Cuando Petra Costa empieza con el filme, los evangelistas ya hablaban de un apocalipsis, a causa de la pandemia. Como decía la moderadora en la proyección del 5.10., en el ZFF, no se sabe si en el filme, el Apocalipsis ya empezó o está en camino.
La película empieza con la destitución de la presidenta Russeff y los evangélicos que entran al edificio del Congreso y bendicen asientos y muebles (yo no puedo impedirme de recuerdar que en la vecina Bolivia, un candidato de derechas, metió una biblia en palacio de gobierno y dijo que si lo elegían a él, no sería él sino dios mismo quien que gobernaría). El líder evangélico-carismático brasileño Silas Malafaia, afírma en la película que dios debiera hacerse cargo de los tres poderes del Estado, propugnaba así sin decirlo, un estado teocrático y no democrático. Y luego de un despliegue publicitario y proselitista extraordinarios, una verdadera campaña religiosa hace que el voto evangélico crezca de manera «alarmante». Aquí permítaseme una cita sobre religiones en Brasil:
«País abrumadoramente católico desde su colonización por los portugueses, el evangelismo apenas representaba el 5% en Brasil hasta 1974, cuando se produjo la visita del pastor protestante estadounidense Bill Graham, que contó con el beneplácito de la dictadura militar.» VER …
Bolsonaro vs Lula da Silva. Una pieza y tres actores
En «Apocalipse…» asistimos a un contubernio o maridaje entre la extrema derecha y el fundamentalismo religioso, éste último, expresado en este caso por los evangelistas brasileños. Es el candidato Bolsonaro que de simple parlamentario poco conocido surge como el escogido, como el iluminado para «salvar» a Brasil.
El otro candidato o candidato contendiente, es Lula de Silva. Así tenemos tres actores: la iglesia evangélica brasileña. cuyo crecimiento se debe, según muchos comentarios, a la influencia y manipulación de los Estados Unidos. Bolsonaro de una extrema derecha fundamentalista y Lula, de una izquierda democrática pero con claros atisbos de populismo.
Bolsonaro se funde totalmente en el evangelismo, a momentos ya parece que habla como pastor y el verdadero pastor está siempre a su lado, como en las épocas en las que candidatos de diverso tinte, se vanagloriaban de contar con obispos y prelados que asistieran a sus mítines. Vemos también a Lula asistir a una ceremonia religiosa pero con cierto recato y remarcando su amplitud de criterio. Creo que Bolsonaro y Lula tienen una dosis de populismo en sus apariciones públicas, pero la dosis populista en Bolsonaro es dominante y en Lula solo atisba para mostrarse como individuo no ajeno a la fe popular, o mejor dicho, populachera; quiere parecer y aparecer no ajeno a la grey.
Bolsonaro con el dirigente de la iglesia evangélica brasileña, Silas Malafaia ©FestivaldoRio
El cóctel político-religioso es siempre tóxico
Una conclusión salta a la vista al final del filme: no mezclar religión y política. Se ve lo pernicioso que es la no separación de Estado e Iglesia (cualquiera fuese ésta última, no olvidemos que antes había en algunas constituciones la declaratoria de una religión oficial del Estado). Parecería abogar por la separación de las creencias religiosas de los programas electoralistas. Algunos artículos de la crítica internacional evocaron, por el argumento del filme, como el estado teocrático en lugar del estado democrático.
La maestría del montaje
Toda obra cinematográfica es ante todo arte y el arte en este filme, en nuestra opinión, está en un montaje armado con inteligencia en el que la estructura mantiene viva la atención del lector y una especie de mensaje se construye poco a poco con hechos sucesivos. Petra Costa dijo en entrevistas pasadas en su país, que el montaje le llevó tres años y medio.
Mi interpretación suponiendo que yo fuese elector brasileño, ¿podría votar por Lula? Pues, me costaría porque no hay renovación (ni de personas ni de ideas) y la dosis populista, aunque pequeña, es innegable. Empero, votar por Bolsonaro sería sencillamente un pecado mortal sin redención posible, si eres creyente en la democracia.
Bolsonaro y el cine
Aquí me limito a una cita de Petra Costa:
«Los años de Bolsonaro fueron muy duros, él quería acabar con el cine no evangélico, dijo que iba a poner como presidente de ANCINE a un pastor que se supiera la Biblia “de memoria”, sacó el dinero del cine y toda la comunidad artística quedó bastante precarizada. Fue muy triste, después de tantos años construyendo un cine fuerte en Brasil, fue destruido de un día para otro y ese fue un golpe muy grande para todos. Ahora, Lula y la ministra Margareth Menezes y la secretaria de Audiovisual Joelma Gonzaga están liderando la retomada y está siendo muy importante, ojalá que no pare.» VER …
Ficha técnica
Apocalipsis nos trópicos, Brasil, 2024, 110’.
Prod. Brasil, Dinamarca, EE.UU.
Ha estado en los Festivales de Venecia, de San Sebastián y ahora en el ZFF.