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Nuestras madres (César Díaz, Guatemala)
— Desde 19 de noviembre 2020 en CH-D
Ernesto es un antropólogo con una fundación forense privada: da un nombre a los esqueletos desenterrados para ser entregados a las familias en duelo. Hay películas que llegan justo a tiempo. Nuestras madres es una de ellas, lo que nos recuerda el inmenso drama que vivió Guatemala durante una guerra civil que fue mortal, especialmente para la población indígena, y que duró 30 años. Le Soir escribió: «Un abrumador trabajo de memoria».
Ernesto ensambla los esqueletos desenterrados en fosas comunes a medida que son descubiertos. Un día, se le acercó una anciana que vino a pedirle que investigara en su pueblo y buscara un terreno donde estaba convencida de que los restos de su marido, que había desaparecido tras una incursión militar, yacían. En la foto que le muestra, Ernesto cree reconocer los rasgos de su padre, también desaparecido y del que su madre nunca habla. A pesar de su jerarquía y de su madre que quisiera olvidar, Ernesto comienza una búsqueda de su padre…
Nuestras madres es una película modesta, pero no es una película «pequeña», al contrario. Es de su falta de pretensión, querida por César Díaz, que la película saca toda su fuerza y al mismo tiempo, su belleza. El director y su trabajo se desvanecen ante estas mujeres, estas madres e hijas que exigen justicia y tienen todos los problemas del mundo para hacerse oír. Es su búsqueda de los desaparecidos lo que proporciona el hilo dramático de la historia, a la que Ernesto añade un deseo más personal de saber finalmente qué ha sido de su propio padre. Las imágenes se suceden unas a otras, creando gradualmente la emoción que corresponde a este tipo de intriga. La trama se desarrolla con el telón de fondo de un juicio en el que las mujeres son llamadas a declarar sobre los abusos sufridos.
El fondo es un juicio en el que las mujeres serán llamadas a testificar sobre los abusos que sufrieron. El tema subyacente es la resistencia a la justicia: la búsqueda de los cadáveres es una iniciativa privada, porque las autoridades quieren «seguir adelante». El cuidado con el que se filman las escenas de reconstrucción del esqueleto nos recuerda el documental de Patricio Guzmán El botón de nácar, porque aquí se encuentra el mismo trabajo de memoria. Esta modestia de Nuestras madres hace justicia a la memoria de todo un pueblo. Knaebel Marcial
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