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La Historia de un Nobel de Literatura que retorna al pueblo que le vio nacer …

— A propósito del filme «El ciudadano ilustre» (Argentina 2017) de Mariano Cohen y Gastón Duprat, nota de Luis Vélez-Serrano de PuntoLatino.

 

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La trama


Un escritor argentino llega a ser distinguido con el Nobel de Literatura. ¿Cómo llegó? Narrando, creando ficciones con temas de Salas, el pequeño pueblo del que salió con las ganas de un preso que huye de su encierro. El pueblo que lo vio nacer es asimismo cuna de su inspiración novelesca, sin embargo, detesta a su pueblo hasta que un día la situación cambia.

Corto de inspiración como está, escribiendo saludos, obituarios, introducciones y buscando temas, pide repetitiva e insistentemente a su secretaria rechazar todas las invitaciones que recibe. Una de ellas del alcalde de su pueblo, lo invitan a visitar en el aniversario de Salas [¹] y lo quieren declarar «Ciudadano Ilustre». El escritor dice a su secretaria: «rechace la invitación». Poco después reflexiona y se deja tentar por la idea de volver a ese pueblo del que salió a los 20 y algo de nostalgia ordena comprarle billete de avión. ¿Cómo será el regreso del hijo del pródigo, 40 años después?

A mi me agradó el filme, a pesar de algunos vacíos, y veo, una sátira social a la contradictoria vida de los intelectuales de élite, de una parte y de otra, a la vida pueblerina: pueblo chico, infierno grande.

El filme recurre a elementos verosímiles, guiños a la realidad. También hay elementos sarcásticos o exageraciones deliberadas, quizá, para hacer que la película tenga un lado cómico.

 

Los elementos de la «ficción realista»

Para muchos intelectuales el pueblo que tuvieron por cuna evoca nostalgia y recuerdos imborrables, pero al mismo tiempo, una imagen de «camisa de fuerza». Es trillado en alguna gente de letras: «mis personajes no pueden salir de mi pueblo y yo no puedo volver a él». La mentalidad tradicional y limitada de los pueblerinos, hacen reír al espectador pero quien ha vivido en pueblo chico (un infierno grande) hace una lectura entre carcajadas y náuseas.

Salas par nuestro premio Nobel es como Comala para Rulfo o Macondo para García Márquez. Como muchos escritores latinoamericanos, Montovani vive en Barcelona, y su éxito material se ve en el moderno y amplísimo caserón que posee.

Montovani hace un reclamo explícito por el Nobel que no se dio a Borges. Hay un guiño a Gabo cuando nuestro escritor, se niega a usar frac para recibir su presea.

 

Los elementos de sarcasmo y del humor

Tras un tortuoso viaje de ida (en el que las páginas de uno de sus libros se usará para encender un fuego y luego también como papel higiénico, metáforas algo burdas), llega a Salas, donde pasará de celebridad (lo pasean en el camión de bomberos) a poco menos que el enemigo público número uno.
También es inverosímil que un premio Nobel viaja de regreso a su país y la prensa no lo rastree.

 

Sátira social al intelectual de élite
Vemos crítica social al escritor encumbrado que se aleja de su origen, mira a su pueblo con menosprecio, a pesar de ser éste material para su creación y su medio de vida, su ganapán.

 

Sátira social a la vida pueblerina
Critica las morales y valores pueblerinos: compadreríos, amistad basada en la vida social; populismo (el alcalde del pueblo es peronista y quiere agradar a todos en todo y todo el tiempo); gana siempre el caballo del corregidor; padre y yerno van juntos al mismo burdel. El hombre de letras se muestra principista e íntegro sin serlo completamente. Los «odios» pueblerinos se producen por que «no me saludó», «no me invitó», o «no vino a mi cumpleaños» …

La vida pueblerina se ve en un concurso de pintura en el que el alcalde, implora a su amigo el flamante «Ciudadano Ilustre» y presidente del jurado que incluya a los notables del pueblo entre los cuadros premiados o admitidos. Montovani acepta primero, luego se desdice públicamente organizando un zafarrancho del que debe huir por la puerta trasera sin perder una dudosa (entre postiza y digna) entereza…

 

De novel a Nobel
Hay un elemento que me gustó y la crítica no lo ha mencionado. El personaje del estudiante (Julián Larquier) que hace de portero de hotel, es un novel escritor y con admiración y respeto le pide al Nobel que lea algunos de sus manuscritos. Montovani lo lee, le comenta, le promete ayuda y le dedica un libro. Este breve pasaje es emotivo, es esperanzador … nos saca del mundo pueblerino y nos acerca a una comunicación sincera y generosa entre dos generaciones intelectuales.

 

Corazoncito vs Principios
Episodio contradictorio pero positivo: Montovani recibe la visita en su hotel de un vecino con su hijo parapléjico postrado en silla de ruedas. Le pide ayuda económica para comprar una nueva silla, el escritor responde que por sus principios no puede hacer el oficio de una ONG dando ayuda material, sería injusto frente a otros casos similares. Padre e hijo inválido parten desconsolados. Poco después Daniel Montovani (Oscar Martínez) llama a su secretaria y ordena tomar contacto con ese padre que le dejó su tarjeta: que envíe una silla o el dinero para adquirirla.

 

Desenlace
El efímero retorno del Nobel Montovani al pueblo que le vio nacer, será su peor desengaño. Si el espectador se mete en la piel del protagonista se preguntará: ¿Para qué volviste a Salas? Quizá para re-aprovisionarse de material para sus futuras literaturas. Sólo así el salir del pueblo por segunda vez, podría ser un alivio más grande que la primera vez: material para años…

Si bien la trama es argentina en todos sus detalles, puede extenderse a una interpretación de la vida pueblerina en cualquier país de América Latina.

 

[1] Salas, se dice que el pueblo existe y está al noroeste de Buenos Aires, es muy pequeño, según el censo de 2010 tenía 234 habitantes.

 

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