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La mujer, víctima principal de la violencia de los cárteles
sobre «Noche de fuego» de Tatiana Huezo (México), proyectada en el Zurich Film Festival (ZFF) 2021 por Luis Vélez Serrano de ©PuntoLatino. La película está basada en «Ladydi» (2014) de la también mexicana Jannifer Clement. Este filme será proyectado también en el Black Movie Festival 2022 (Ginebra).
En esta película el espectro temático retiene nuestra atención: las mujeres víctimas de la violencia y de los cárteles. En esta nota intento aproximarme a la estructura temática para poner de relieve las principales significaciones del filme, en mi modesta opinión.
La escena
La escena en los filmes, muy a menudo, son también un tema. En esta película, las balaceras de la policía y de los cárteles (las montañas mexicanas de Guerreo se han caracterizado por la violencia), orquestan la «sinfonía» con las explosiones de la zona minera. Las explotaciones mineras son conocidas no solamente por atentar contra la naturaleza y el clima, sino también por despojar de sus tierras a los habitantes del lugar a las buenas o a las malas y por evadir, cuando pueden, los impuestos al Estado. Se oponen, sin embargo, como una escena intermedia, los campos de preciosas amapolas dando una cara simpática a una realidad tenebrosa que late detrás, por esta razón la llamo escena intermedia por su significado ambiguo; según la directora Huezo, las amapolas son «un negocio multimillonario que se traduce en la ausencia de fuerzas del Estado y la aparición del crimen organizado». Finalmente, la escena opuesta o de compensación, viene con la naturaleza exuberante de la región que salva al espectador de la depresión. En resumen: una escena con balaceras y explosiones que significan violencia, una escena intermediaria con las hermosas amapolas detrás de las cuales está un tenebroso negocio y la exuberante naturaleza que devuelve la tranquilidad al espectador. Después de dos escenas que infunden terror, una escena que inspira esperanza.
Los cárteles
El espectador ve el fuego cruzado de policías y de cárteles, ¿qué cárteles son? las plantaciones de amapolas en las que trabajan las mujeres del pueblo se encargan de mostrarnos de qué cárteles se trata. De otra parte, vemos explosiones de industrias posiblemente mineras implantadas en esas montañas de las sierras de Guerrero en México (pero la cinta se filmó en un pequeño pueblo llamado Neblinas, en la Sierra Gorda de Querétaro). Finalmente las mujeres cuidan celosamente a sus hijas menores para que no las rapten o secuestren. Los espectadores nos preguntamos hasta el final ¿de quiénes las protegen? Se deja flotando la idea de otro cártel de trata de blancas. Una bicicleta abandonada o una comida dejada servida son elocuentes testigos de los secuestros. Tenemos en resumen el cártel del narco, el cártel sugerido de trata de blancas y no lejos de los cárteles está la policía (y/o militares) y los empresarios mineros que hacen pensar en quienes atentan contra el clima y despojan de sus tierras a los campesinos.
La mujer protagonista y tres mujeres amigas desde niñas, las heroínas
Así el cuadro es desolador desde el punto de vista de las víctimas de la situación: las mujeres, desde adultas hasta niñas. Las primeras, explotadas en los cultivos de amapolas y las niñas privadas de su niñez por el miedo a ser raptadas o secuestradas. Las madres llevan a las niñas al salón de la peluquera local que les corta el cabello como a niños para «masculinizar» su aspecto. Ellas, advertidas por sus madres, no deben mirar en los ojos a los soldados y visten pantalones para camuflarse. Ana (unos seis años) y su madre Rita cavan en la tierra un escondite, que se parece una tumba, para el caso en que lleguen hombres armados a la casa en busca de mujeres niñas o jóvenes, ellas puedan así ocultarse. Pero ellas no soportan vivir camufladas toda la vida y la trama del filme enfoca sobre todo a tres amigas muy unidas por una fuerte amistad. Cuando estas niñas empiezan a menstruar cambian los planteos, los temores y la situación misma.
“En nuestra montaña nacían puros niños, y algunas se volvían niñas al rondar los once años”, dice la niña protagonista de Ladydi (2014) de Jennifer Clement la novela en el que se basa la película.
La trama pareciera así poner de relieve la amistad femenina: son tres chicas amigas desde niñas y muy unidas por la situación que deben enfrentar: Ana, María y Paula. Los ataques a las mujeres no son solamente de hombres armados y violentos, hay un guapo y joven «seductor», pero la admirable inteligencia y perspicacia de Ana hace que ésta sospeche del galán. Ni la madre de Ana se da cuenta, pero Ana sí, que el personaje guapetón y seductor que aparece es alguien nada honesto. En algún comentario de prensa leí: en este pueblo pareciera que no es permitidlo ser niña y finalmente tampoco ser mujer. Tatiana Huezo, ella misma, en declaraciones a «El País» (17.07.2021) dice que su intención no fue hacer una película «feminista» sino una película sobre la mujer real.
Personajes masculinos: segundo plano y antihéroes
Los hombres trabajan en la explotación minera vecina o han emigrado a los EE.UU., en busca e trabajo. Algunos llaman por teléfono a sus familias a pesar de las dificultades de internet en las alturas montañosas para las receptoras de las llamadas. Tanto las fuerzas policiales como los cárteles que protegen las plantaciones de amapolas son compuestos por hombres, teniendo así un rol negativo en la película. Pero es el guapetón «seductor» el que termina siendo descubierto como uno más de los del cartel de secuestradores, dando al personaje hombre un rol de antihéroe.
Sin embargo hay un varón con cualidades positivas, es el maestro de la escuela. Él se preocupa de sus alumnos y alumnas y de sus familias. Improvisa la construcción de una campana para reunir al pueblo … y gracias a ella los pobladores son alertados y así pueden reaccionar bloqueando el camino de rodados y pueden incendiar uno de los vehículos del cartel descubriendo así al ocupante y conductor: el apuesto seductor que es humillado por Ana, que solo al acercarse a él, le mira de frente en los ojos y él no sabe dónde meterse. La unidad del pueblo, un medio rudimentario de reunión y los consejos del maestro de escuela rural, hacen que el pueblo pueda defenderse y hace abortar un «operativo» de uno de los cárteles. Este persona pareciera querer significar que «no todos los hombres son negativos» en esta narrativa.
¿Policia vs Cárteles o Policía un cártel más? o El envenenamiento une a los cárteles y a los para-cárteles
Los intercambios de fuego entre policías y cárteles son moneda corriente, pero también se ve una escena en la que en connivencia ambos bandos liban cerveza y se hacen bromas como si de grandes amigos se tratase. Los cárteles envenenan con sus plantaciones de amapolas, las explotaciones mineras envenenan contaminando el aire y el agua y los militares (o policías) envenenan el campo echando pesticidas a las plantaciones. El sugerido cártel de trata de blancas, aterroriza a las mujeres desde niñas privándoles de disfrutar de su adolescencia.
Mujeres explotadas, niñas que no pueden disfrutar de su niñez, jóvenes que no sienten el placer de la edad adolescente, hombres que deben emigrar o trabajar como esclavos, hombres en la miserable situación ética de explotadores abiertos o camuflados. Sin embargo es la naturaleza exhuberante la que compensa con un halo de esperanza la situación deprimente para el espectador. Y finalmente un pueblo que se une para defenderse gracias a un medio rudimentario urdido por un maestro de escuela rural.
Ficha técnica:
Noche de Fuego, Tatiana Huezo, México
Competencia de Ficción ZFF 2021
Adaptación al cine de la novela de Jennifer Clement (2014).
Drama, México, Alemania, Brasil, Suiza, Estados Unidos, Argentina, 2021
Duración: 110 minutos, Idioma: español
Reparto: Ana Cristina Ordóñez González, Marya Membreño, Mayra Batalla, Norma Pablo, Eileen Yáñez, Memo Villegas
El filme fue muy aplaudido en Cannes («10 minutos ininterrumpidos de ovación), recibió mención especial en categoría «Un certain regard».
Noche de Fuego es la primera película de ficción de Huezo, sus anteriores trabajos fueron documentales, entre los que destaca, Tempestad (2016).