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Aquarius – una versión brasileña y moderna de la clásica historia de David y Goliat
La explosión urbanística descontrolada ¿es modernidad?
— nota de Rocío Robinson Dr. phil, redactora de PuntoLatino
Aquarius de Kleber Mendonça Filho (Brasil 2015), es un drama que trata temas muy actuales de Brasil. El personaje de Clara, protagonizado por Sonia Braga, es una amante de la música, jubilada, viuda y madre de tres hijos. Ella es una reconocida crítica musical que ahora pasa sus días rodeada de libros y discos en su apartamento en un edificio llamado “Aquarius” frente a la playa de Recife. Clara vive una vida tranquila hasta el día en que un importante promotor inmobiliario hubo comprado todos los apartamentos del Aquarius. Ella se niega a venderles el suyo pese a la presión de Diego, un sonriente e insistente trabajador de la empresa inmobiliaria, y Clara se convierte en el único obstáculo para el nuevo proyecto frente al mar. El rico y potente promotor emprende una guerra feroz contra ella.
Todos conocemos la clásica historia bíblica de David y Goliat, y sabemos que se trata sobre el duelo a muerte entre un pequeño joven y un coloso guerrero. Actualmente la expresión “David y Goliat” tiene un significado más secular y se refiere a una batalla entre un adversario débil y pequeño contra uno que es fuerte y poderoso. En la película “Aquarius” el underdog es Clara y el gigante de bienes inmuebles es el promotor que quiere construir un nuevo edificio más grande y lujoso en la localidad del Aquarius.
La película se puede interpretar como una crítica a la urbanización salvaje en la ciudad de Recife. Recife es la urbe natal del realizador y la metrópolis de casi 4 millones de habitantes, ha tenido una explosión urbanística descontrolada en la última década, con obvias consecuencias negativas en la naturaleza y en los habitantes de la ciudad. En ese sentido, la película puede ser vista como un comentario social contra las agresivas inmobiliarias del Brasil actual y a su esfuerzo en emprender un rasante cambio hacia la “modernidad”. En contraste a todo eso, Clara se aferra más a lo tradicional. Ella es una mujer madura que comprende muy bien todo sobre las nuevas tecnologías y está al tanto de lo que es cool, pero prefiere aún leer diarios en papel, escuchar vinilos y vivir en el edificio Aquarius—su hogar desde hace más de 30 años. La película plantea muchas preguntas sobre los procesos de globalización y los impactos negativos de crecimiento sin límites, pero no nos ofrece respuestas o soluciones. Al final, no sabemos si Clara, como David, es la vencedora contra su Goliat, el gigante promotor inmobiliario de Aquarius.