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Cada guerra es como un fracaso humano, y da igual sobre qué guerra escribas.
— Entrevista a la escritora española Marina Perezagua, por María José Burguillos del Valle de ©PuntoLatino, Literaturhaus Zúrich 19.06.2018. Fotografías: Andreia Carneiro.
Marina Perezagua en su libro Hiroshima nos hace tener esperanzas dentro de un mundo cruel y adverso, mediante la presencia de la búsqueda constante de la supervivencia. La historia de una mujer que no acepta el destino trágico que se le ha impuesto. Todo ello narrado por la escritora de una manera singular, refinada y magistral.
— Eres sevillana y has vivido en varios países. Actualmente resides en Nueva York. ¿Por qué elegiste Nueva York?
— Básicamente porque me dieron una beca de doctorado y yo pensaba que era para dos años. La solicité y me la otorgaron. Cuando iba a regresar ya tenía mi trabajo en la universidad y en España no tenía básicamente nada, así que me fui quedando y ya llevo catorce años allí.
— Eres nadadora y apneísta. Has cruzado el Estrecho de Gibraltar en menos de cuatro horas. ¿Materializas en tu escritura la contención que experimentas cuando buceas a pulmón o la relación que tienes con el elemento agua?
— Sí, de hecho la escritura es para mi una cuestión de ritmo. Cuando escribía cuentos, que son textos de aliento más corto, estaba totalmente dedicada a la apnea, y curiosamente el día que decidí cruzar el estrecho de Gibraltar también decidí escribir mi primera novela. Anteriormente tenía solo libros de cuentos. Pensaba que era una casualidad, pero en realidad no, porque los entrenamientos en largas distancias son tan largos que cuando te estás pensando una historia te da tiempo a reflexionarlos muchísimo más, mientras que la apnea es otra cosa totalmente distinta, una respiración mucho más corta.
— Yoro o Hiroshima es tu primera novela. ¿Cómo se gestó?
Creo que siempre necesito como siete años desde que un evento me afecta hasta poder escribirlo. Había tenido una pareja japonesa y había pasado temporadas con él en su país. Entonces empecé a hacer lecturas. Veníamos de Estados Unidos y empecé a hacer lecturas sobre el proyecto Manhattan, los primeros ataques atómicos… Al llegar a Japón empecé a hacer lecturas sobre el bando contrario. Como siete años después es cuando me interesó realmente materializarlo en la escritura. Después sucedió el ataque a las Torres Gemelas y necesité de nuevo siete años para hablar de ello en otra novela que vino más tarde.
— ¿Y qué temática o temáticas reflejas en tu novela?
— La protagonista es una mujer intersexual que comparte biológicamente órganos de ambos sexos. El ataque de Hiroshima es el punto de arranque. A partir de ahí está buscando a la hija de un militar norteamericano, con lo cual está esa dicotomía entre los vencedores y los vencidos. Es una novela que también puede ser una novela de viajes por el tema de la búsqueda, hasta que llega finalmente a la República Democrática del Congo por el hecho de que me venía obviamente bien por muchos motivos, pero también porque el uranio que se utilizó para Little Boy, la primera bomba atómica, venía de las minas de Namibia y estaba también en relación con el Congo.
— ¿Qué cuenta la novela? Nos has hablado de H, que es la protagonista principal. ¿Quienes son los otros personajes principales?
— Sí, es H y después está la hija de su gran amor que es Jim, es un militar norteamericano y un número de amantes que le ayudan a recuperar su sexualidad. H fue educada como un niño hasta la adolescencia, y a partir de ahí o a partir de la explosión de la bomba atómica empieza a reconstruir su cuerpo. Es como un paralelismo entre la reconstrucción de la ciudad de Hiroshima y como ella misma va transformando y metamorforseando su cuerpo acorde con lo que ella siempre quiso ser.
— ¿Se dice que la novela es un grito de esperanza o de redención en medio de una desolación abrumadora?
— Sí, tanto el escenario como el punto de partida es muy cruento, también a partir de toda la lectura de sus testimonios porque tiene mucha documentación detrás. La lectura a veces resulta ruda porque tampoco se puede poetizar (Ríe) sobre la bomba atómica. Pero dentro del daño triste de muchos sectores, sí que veo mucha esperanza. De hecho el final se resuelve de una manera que aunque no se puede decir que sea feliz, es un final feliz en tanto a las circunstancias. No se puede pedir más… y siempre juego con el claro-oscuro.
— Se hace referencia en Hiroshima a esa presencia de lo ausente. ¿Me puedes explicar qué es esto?
Sí. Está por ejemplo la cuestión del sexo que ella pierde en la explosión y lo sigue sintiendo, el «Síndrome del miembro fantasma», estas experiencias que tenemos de que realmente la ausencia es una presencia. Hay varias citas en el libro de algún filósofo japonés que dice que la ausencia es tan importante como la presencia, que ocupan un espacio físico y emocional.
— Está narrada en primera persona y en una forma muy oriental. ¿Como se traduce eso en Hiroshima?
— Aunque he pasado mucho tiempo fuera de España, mi mentalidad obviamente es plenamente occidental. Una de mis preocupaciones era crear realmente una novela donde se viera exactamente que la autora está exotizando o idealizando esa parte de la cultura oriental, la belleza, el estilismo… Eso me preocupa mucho porque yo no he nacido allí y el tiempo que pasé fue poco. Yoro no se tradujo aún en japonés, pero parte de un libro anterior bastante largo que era como una novela corta, sí fue traducido en Japón y allí tuvo muy buena recepción. Fue la primera vez que me quedé tranquila porque no parecía la occidental hablando de oriente, sino que intenté meterme un poco en una piel oriental.
— ¿Hay algún influjo de otros escritores con los que te sientas identificada que estén presentes en la novela?
— Claro, creo que fue fundamental cuando era adolescente y me impactó muchísimo la obra de Yukio Mishima. A medida que escribía Yoro me daba cuenta de que era más importante de lo que pensé. En libros como Nieve de primavera o Confesiones de una máscara, se tocó el tema de la sexualidad y yo estaba desarrollándome sexualmente en el momento en el que estaba leyendo esa lectura, pero desde el punto de vista también muy oriental, muy refinado y quizás menos abrupto de lo que escribiría un occidental. Creo que ese escritor fue clave. Después había muchas lecturas que mi madre hacía de pequeñita, de historias marinas, pero eran lecturas de cuentos tradicionales anónimos japoneses.
— Hay aspectos y detalles sobre Yoro, que por la duración de esta entrevista no podemos tratar hoy. ¿Hay algo más que consideres importante y que no se haya dicho sobre la novela, algo más que quieras decir?
— Por ejemplo, siempre me preguntan en la prensa española por qué escribí sobre una guerra que a mí no me afectó, ¿por qué no escribí por ejemplo sobre la Guerra Civil Española? Yo siempre digo que para mí habría sido muy fácil porque he conocido a dos tatarabuelos, cuatro bisabuelos, cuatro abuelos, de Toledo que además después dela guerra afectó mucho. — ¿De verdad? — Sí, (ríe). Mi familia materna es muy longeva. Me contaban escenas muy gráficas de lo que sucedía. Para mí habría sido muy sencillo simplemente preguntar a mi abuela que me contara su historia y a partir de ahí hacer una novela. Pero yo siempre digo que considero que una guerra es también la guerra de todos. Obviamente yo la voy a sufrir más porque está mi familia, pero al mismo tiempo cada guerra es como un fracaso humano y da igual qué guerra escribas.
— Marina, has recibido en el año 2016 el premio Sor Juana Inés de la Cruz en México. ¿Qué ha significado para ti este premio?
Mucho, porque como yo vivía en Estados Unidos empecé a publicar en España, pero iba poco a España. México fue el primer país que empezó a invitarme para lecturas y fueron muy generosos porque no me conocía nadie, y ellos te cogen y ya te llaman para todo… cuentan contigo. Es un país que siento como muy fiel. Para mí era como en los orígenes, que mi primer premio importante me lo dieran en México, ¡algo my emocionante!
— Por último, ¿qué proyectos de escritura literaria tienes para el futuro?
— Ahora acabo de empezar una novela, veremos con qué editorial se publica. Es la historia de una mujer en el corredor dela muerte en Texas, pero es mucho más que eso. A pesar del tema a mí me parece alegre y muy vital, porque mi reto era cómo narrar la historia de una persona que está en el corredor de la muerte, y sin embargo dar un aire de cierto optimismo. Pero también muy política en el sentido de que se corresponde con la historias reales, he estado en contacto con personas del corredor, me han contado sus experiencias, todos los inocentes que se saben ya que han muerto…. Está también muy documentada.
Agradecimiento a Marina Perezagua por haber compartido su novela Hiroshima con nosotros.
Entrevistasa y entrevistadora