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Homenaje a un peruano universal:
Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010


— nota de Javier Gamero, lic.iur. para © PuntoLatino —

Resulta particularmente estimulante y muy honroso escribir sobre un compatriota de gran renombre mundial, Mario Vargas Llosa, un profesional de la pluma de credenciales académicas impecables, dotado de una poderosa inteligencia, mucho talento y bendecido con una imaginación desbordante, sin lugar a dudas, una de las figuras intelectuales de mayor relevancia internacional, cuya polifacética trayectoria como escritor, ensayista, cronista, pensador, novelista, poeta, dramaturgo, profesor universitario e intelectual, ha estado siempre al servicio de la libertad del espíritu. MVLL ha sostenido desde las horas febriles de su juventud, que la libertad es la piedra filosofal del ser humano invocando con rotundidad que el primer deber del intelectual es ser libre.

Su vertiginosa carrera como novelista está marcada por una intensa actividad internacional. Su exilio voluntario desde muy joven lo conminó a una marcha obligatoria a Europa. Paris fue su primer exilio intelectual, en ese entonces considerada como la Meca de la literatura latinoamericana. Londres, su segundo exilio; para luego seguir su peregrinaje cultural e intelectual por Barcelona, Madrid, Lima, Washington, Berlín, Nueva York, entre otros. La obra vargasllosiana ha trascendido las fronteras nacionales y se ha universalizado, sus artículos son publicados en los diarios más importantes del mundo, sus obras son traducidas en distintos idiomas y sus cátedras se extienden por los púlpitos de las más prestigiosas universidades internacionales. Es un auténtico ciudadano del mundo. Sin lugar a dudas, nos encontramos ante el perfíl de un “uomo universale”.

MVLL, conocido en el mundillo europeo de las letras como el “cadete”, el “indio londinense”, el “mestizo del Perú” y recientemente como “Hijo Adoptivo de Madrid” es uno de los más elegantes artesanos de la lengua española y uno de sus más grandes estilistas, hecho que lo han convertido en uno de los más excelsos exponentes de la literatura hispanoamericana y acreedor a muchas distinciones y al máximo galardón a las letras que otorga la Academia Sueca, el Premio Nobel de Literatura, que lo han catapultado a la gloria literaria.

Al mismo tiempo MVLL está considerado como uno de los espíritus más originales y una de las conciencias sociales más lúcidas del siglo 20 y de lo que va del 21, por su audacia y brillantez intelectual, su escrupulosa probidad profesional, su capacidad analítica, su crítica tenaz, su autoridad académica y su visión heterodoxa y caleidoscópica del mundo. Se trata de un intelectual implicado en la vida pública que ha puesto su pluma al servicio del análisis de la vida social y de la crítica cultural de la sociedad contemporánea. Con sus permanentes artículos periodísticos, sus aventuras editoriales, sus ensayos eruditos, sus coloquios, sus novelas y sus conferencias, todas ellas plagadas de ricas reflexiones y de gran resonancia mediática, él le toma el pulso a su época. Es un gran observador social. Todo ello lo ha convertido en uno de los 100 grandes pensadores globales más influyentes del mundo, según el reciente estudio de la prestigiosa revista «Foreing Police». Ello lo ha convertido en un referente inevitable en el panorama del pensamiento contemporáneo.

MVLL hace gala de una concepción propia y particular del quehacer literario, dotado de un talento asombroso y colosal, un manifiesto don para la narrativa, dueño y señor de cada uno de los recursos linguísticos, un escritor que modela el idioma con soberbia y seguridad haciendo que sus páginas se conviertan en un formidable espectáculo de malabarismo retórico. Inspirado en la obra literaria de Flaubert, Balzac y Faulkner hizo de la literatura una religión, deroga la verdad de la historia para transformarla en otra historia (la verdad de la mentira). Según J.J. Armas Marcelo, MVLL es un deicida, se atreve a suplantar a Dios en el instante de imaginar un mundo distinto al que ve, después mata a la divinidad en el momento exacto de la creación. El nos hechiza con su obra, nos maneja a su antojo, nos lleva la imaginación de paseo por el territorio mágico de la literatura.

MVLL resalta la utilidad social de la literatura aduciendo que ella contribuye al perfeccionamiento humano y combate el marasmo espiritual, la autosatisfacción, el inmobilismo, la parálisis humana y el reblandecimiento intelectual y moral. Para MVLL la literatura es la fuerza suprema por excelencia.

MVLL es un escritor polémico y combativo, cuyas obras están cargadas con un decidido afán de denuncia, la cronología de su carrera está hecha de sobresaltos, es un insurrecto irredento impregnado de un espíritu de contradicción que afirmaba que la literatura es fuego y se sumerge en sus luchas intelectuales por sus arrebatos de idealismo para hacer frente a los enemigos mortales del progreso y de la dignidad humana: el dogma, la censura, la arbitrariedad y el totalitarismo.

Desde muy joven apostrofó con un lenguaje desinhibido, con una escritura fogosa y provocadora, con un léxico apabullante y avasallador y una portentosa erudición contra el nacionalismo cultural e ideológico que es instrumentalizado de una manera inescrupulosa por el poder político. Con su incisiva y afilada daga verbal arremetió contra la tiranía ideológica, contra las utopías colectivistas, contra los censores políticos, contra los celadores de la ortodoxia religiosa, contra los comisarios culturales, contra los monopolios públicos de camarillas gobernantes, contra los antiguos demonios nacionalistas, contra los cuartelazos y esos reflejos autoritarios, pues siempre estuvo muy atento al ruido de los sables, contra el sectarismo ideológico nacionalista y el estatismo, contra los caudillos populistas carismáticos con ropajes revolucionarios, contra la intolerancia humana, contra la obsesión y la ortodoxia, contra los políticos corruptos, siempre defenestró la hipocresía moral y política y el cinismo, contra los deterioros institucionales de la democracia y los oportunistas políticos y finalmente contra la vieja demagogia patriotera, males, por desgracia aún arraigados en nuestra región. La justificación de la Academia sueca para otorgarle el máximo galardón de las letras fue “por su cartografía de las estructuras de poder y sus aceradas imágenes de la resistencia individual, la rebelión y la derrota del individuo”. MVLL abogó siempre por los postulados liberales y la cultura de la libertad.

Con la literatura MVLL sacia su sed de romanticismo revolucionario. Para él la revolución es acción a escritura, por eso acudió siempre al fusíl de su dialéctica. Yo lo consideré siempre un ”terrorista de salón”, cuyas únicas armas son un lápiz y un papel, capaz de generar con sus enfoques críticos verdaderos cataclismos políticos o hecatombes sociales. Él sostenía siempre que escribiendo un hombre puede actuar en la historia. El laureado escritor solía decir que el poder de restituir la justicia no corresponde a la ciencia ni a la historia, sino a la literatura, sólo esta puede actualizar el pasado, devolver la palabra a las víctimas, la literatura neutraliza la tentación del olvido inmoral, uno escribe para reinventar el pasado y ajustar cuentas con él. Siempre hizo alusión a la superioridad de la literatura frente a la historia.

El Perú fue su laboratorio literario, jamás rompió su vínculo emocional con el Perú, tuvo una voraz devoción por su patria. La obra vargasllosiana se circuncribe mayormente a espacios geográficos del Perú; tales como los áridos desiertos y ciudades de su costa, las zonas alto andinas de su serranía y la inmensa espesura de su selva en la Amazonía; como también a hechos y personajes genuinamente peruanos. En su reciente discurso en Estocolmo, con motivo de la entrega del Premio Nobel de Literatura, dijo llevar al Perú en sus entrañas y reiteró su profundo amor por el Perú, el país donde nació, creció, se formó, amó, odió, gozó, sufrió y soñó. Sus experiencias de la niñez y la juventud en ese país fueron las que modelaron su personalidad y fraguaron su vocación. Ricardo Piglia decía que toda gran literatura es política y MVLL hizo justamente eso en su vida, fundir literatura y política. Fué un pasajero efímero de la política que lo llevó al delirio político en la candidatura a la Presidencia de la República del Perú seducido por la vanidad del poder, para ser derrotado en la urnas, por esos reveses incomprensibles y paradójicos del destino, por el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori, en ese entonces, un total desconocido, un verdadero outsider de la política peruana. Tras su derrota electoral Camilo José Cela manifestó: “Me alegro por MVLL y la literatura y lo siento por el Perú”.

MVLL: ese hombre culto y civilizado, libresco y distinguido, progresista y cosmopolita, con su pluma pública y la erudita crítica de sus inconmesurables artículos deslumbrantes de incesante análisis e introspección, de reflexión y propuestas, con su destreza verbal y valentía; ha librado permanentemente una batalla dialéctica contra la mentira ideológica y el oscurantismo, convirtiéndose en un acérrimo defensor de la libertad. Hoy la literatura se ha visto honrada por la agilidad de su pluma y por su extensa y admirable trayectoria. MVLL es un baluarte ideológico, político y literario de nuestros tiempos y sin duda, tanto para sus adeptos como detractores, un demócrata a carta cabal.

El Nobel es un orgulllo para el Perú e Hispanoamérica y con toda seguridad un justo reconocimiento a la lengua de Cervantes.

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