| 2024 ENTREVISTAS MÚSICA |
Rubén Amoretti: Defiendo nuestros colores, ya sean de España o de Suiza, por todo el mundo
— Este 2024, el Paléo Festival de Nyon, decidió innovar con la programación de un concierto lirico el domingo en la Grande Scène. Rubén Amoretti, bajo suizo-español, formaba parte de los amigos invitados por el tenor estrella Roberto Alagna. Hemos encontrado al solista unos minutos después del concierto para entrevistarlo.
— Rubén Amoretti, usted acaba de salir de la Grande Scène del Paléo, ¿cuáles son sus impresiones?
— Ha sido un concierto maravilloso. Como lo decía durante el concierto, llevo viviendo en Neuchâtel desde hace mucho tiempo y he estado muchas veces en la parte del público y esta vez me ha tocado estar en el escenario y es una maravilla. Paléo es un festival único y es un honor poder participar en ello.
— ¿Tocar en Paléo también significa adaptarse a las condiciones que no son las mismas que en un teatro?
— Esto depende de los cantantes. Yo estoy acostumbrado a cantar en todos los sitios desde el inicio hasta hoy. Simplemente tenemos que adaptarnos, ver cuáles son las condiciones y qué mejor que adaptarse a un público enorme como este que está acostumbrado a otro tipo de música y ofrecerle ópera y otro tipo de repertorio. Habrá visto usted como ha reaccionado, ¿no?
— Se notaba una complicidad entre los artistas. ¿Cómo ha nacido este proyecto?
— Yo conozco a todos los solistas desde hace tiempo. Roberto Alagna y yo somos amigos de hace 30 años. Hicimos un concierto en Neuchâtel hace un año y medio, y el Paléo me contactó a ver si podíamos hacer algo un poco parecido en cuanto al repertorio. Evidentemente, he aceptado con sumo gusto. Luego ha sido desarrollar la idea, hablar con los artistas para llegar a hacer este magnífico concierto.
— Tal y como Marina Viotti, ¿usted tiene una voluntad de abrir la ópera a mucha gente?
— Por supuesto, pero más que abrir, es hacer venir a la gente a la ópera. Porque me parece que la ópera en su inicio era un arte que era para el pueblo, para la gente. Luego se fue poco a poco elitista, y ahora tiene que estar por aquí para todo el mundo. Yo, por ejemplo, en Neuchâtel, hago cada año una ópera adaptada para familias. Hacemos siempre unas cuatro representaciones y siempre se llena. Claro hay que abrirse a todo público porque como digo la ópera es un arte que en su inicio fue pensado para la gente, para todos. No para una élite. Además, hay repertorio para todos.
— Usted ha nacido en Burgos, España. ¿Cómo usted ha llegado un día a Suiza y se ha quedado en Neuchâtel?
— Estaba en España con otro repertorio de rock, bolero, etc. Y me dijeron que tenía una voz para hacer ópera. Me hablaron de Neuchâtel y me fui a estudiar allí. Después, conocí a mi profesor Dennis Hall en Berna, después me fui a EE. UU. y volví a Ginebra. Estudié con Eric Tappy y el gran tenor Nikolai Gedda y empecé mi carrera en la Ópera de Zúrich como tenor. Después de una enfermedad hormonal muy peculiar llamada acromegalia, tuve que dejar de cantar y de tenor me convertí en bajo, lo que es insólito. Soy el único cantante de toda la historia que ha podido hacerlo. Sigo manteniendo mis vínculos con España, por supuesto. Y con Suiza, porque soy suizo, de Neuchâtel ¡a mucha honra! y defiendo nuestros colores que sean de España o de Suiza por todo el mundo. Hablo de Burgos, de Neuchâtel, de Suiza y de España.
— Y justamente, lo de convertirse de tenor a bajo, ¿ha cambiado muchas cosas? ¿Son otros papeles que interpretar, otra técnica?
— La técnica es parecida. Hay que adaptarse, pero no es de un día para otro. Han sido cuatro años sin cantar y no sabia lo que iba a suceder conmigo hasta que supe que tenia esta enfermedad hormonal que hace que tu voz cambia. Y eso es un fenómeno que solamente se puede producir si tienes esta enfermedad. Es imposible de cantar de tenor y de bajo.
— Cuando usted se produce en España, hace más bien zarzuelas, ¿cuál es el repertorio que más le gusta?
— Todo. En España canto zarzuelas. Pero con mi mujer, Ester RoMa, que es una cantante más bien de repertorio moderno como el pop, hacemos conciertos donde cantamos boleros, tangos… hacemos de todo. A mí me gusta toda la música y creo que, si respetamos el estilo, se puede hacer todo.
— Ha subido a todos los escenarios más prestigiosos del mundo hasta La Scala, ¿cuál es su sueño o meta ahora?
Mi sueño es seguir haciendo este trabajo. Hacerlo bien hasta que me muera. Y agradar a la gente, cantar para el público. Para eso estamos aquí.
— ¿Cuáles son sus proyectos?
— Ahora vamos a hacer un «Elixir de amor» en Neuchâtel, después voy a Shanghái, a Madrid… en fin, ¡viajando!
Foto 1: El bajo Rubén Amoretti y la mezzo-soprano Marina Viotti durante el concierto del Paléo Festival de Nyon. ©Paléo – Anne Colliard
Foto 2: Rubén Amoretti durante la entrevista.