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Mi música y yo siempre somos bienvenidos en Suiza: Entrevista exclusiva de PL a Paco de Lucía
— por Laura López y Roman Kunzmann © de PuntoLatino —
— PL: Usted en declaraciones a «El Mundo» decía que en los hoteles pide una habitación con cocina porque le gusta cocinar y a veces invita a su equipo a comer. ¿Qué mercados a visitado últimamente? ¿En Zúrich?
— PdL: Me gusta cocinar, cierto, y, desafortunadamente, también disfruto mucho comiendo, pero al mercado sólo puedo ir cuando estoy de vacaciones con mi familia o cuando estoy en mi casa. Con todo el trabajo que hay durante una gira no tenemos tiempo para acercarnos al mercado. Francamente, a duras penas salgo de mi habitación del hotel. Los viajes y los ensayos te quitan mucho tiempo y apenas puedo visitar las ciudades en las que actúo.
Conozco todos los aeropuertos del mundo, eso sí, las salas de concierto y los hoteles, pero para vivir realmente un país, tendría que volver y dedicarle unas vacaciones y, de hecho, suelo hacerlo a menudo. Suiza me encanta: los lagos, las montañas y, además, mi música y yo siempre somos bienvenidos aquí.
— Pensando en Amir John Haddad que actuó recientemente en Zúrich con el grupo de flamenco Almeraya, le preguntamos si la guitarra flamenca es compatible con la guitarra eléctrica e incluso con el laud árabe …
— Hoy en día incluso la música pop tiene mezclas flamencas, pero el sonido típico de un instrumento acústico es único. Cuando empecé a usar otros instrumentos en mi música,
como el saxófono o el bajo, muchos puristas exclamaron que eso ya no era flamenco. Tenemos que ser abiertos y experimentar, si no, la música acabará expuesta en un museo. Por eso creo que todo el mundo tiene derecho a probar nuevas vías.
— En sus trabajos con John McLaughlin, Larry Coryell o con Al Di Meola han una ruptura con la naturaleza y con la identidad musical de la guitarra flamenca. ¿Cómo es esa ruptura?
— No estoy totalmente de acuerdo. Si escuchas sobre todo los temas del álbum Friday night in San Francisco, puedes distinguir fácilmente mi guitarra flamenca. ¡John McLaughlin también tocó la guitarra con acordes y notas naturales! Claro que cuando empezamos a tocar juntos no pensamos en un grupo flamenco. Estos artistas geniales me enseñaron algo totalmente nuevo para mí: la improvisación. En flamenco tenemos una armonía muy estructurada y melodías que no dan lugar a improvisar, por eso con ellos descubrí algo semejante a la libertad musical. Algo realmente importante que utilicé posteriormente en mi música.
— Un abogado decía recientemente que bajar una canción de Internet puede ser penalizada con 6 a 24 meses de prisión y robar toda una discografía de un mercado (como El Corte inglés) está considerado como una simple «falta»…
— De alguna manera u otra, todos los músicos y compositores se han sentido atropellados por internet. Pensamos que estábamos protegidos por la SGAE, pero internet fue más veloz. La industria de la música reaccionó demasiado tarde y no supieron qué hacer. En la actualidad, un grupo organiza giras para obtener ingresos, puesto que ya no venden suficientes CDs. El derecho a actuar en público tiene que costar algo, si no fuera así, un compositor no sobreviviría.
— ¿Cuál es según su experiencia y su impresión, el interés por el flamenco en Suiza? Usted tiene en Suiza un grupo de admiradores y amantes de su música en particular y del flamenco en general …
— Siempre tocamos en Suiza. Este año incluso volvemos en julio para el Festival de Jazz de Montreux. Nuestro público aquí es fantástico, muy atento y muy entusiasta. ¡No todo es frío o reservado!
— Usted vivió varios años en México, en Yucatán. ¿Cuál fue la motivación que lo llevó a ese país? ¿Podría Usted imaginarse vivir en país como Suiza? ¿Tiene Usted alguna anécdota, buena o mala, que le sucedió en Suiza y nos la puede relatar?
— México fue una experiencia espléndida: vivir prácticamente en la selva y bien lejos de la civilización. Soy un amante del agua, la tranquilidad y la naturaleza. Sin embargo, ahora que tengo dos niños en edad escolar, tuvimos que decidir dónde vivir. Los mayores se fueron a estudiar a Suiza y solía visitarlos con frecuencia. ¡Es un gran país!
— Sus numerosos «fans» en Suiza desean tener noticias de su próximo álbum. ¿Podría Usted revelarnos alguna noticia al respecto?
— Es cierto que estoy trabajando en un nuevo álbum, pero tengo el gran privilegio de poder hacerlo al ritmo que deseo. Nadie está detrás de mí presionándome con el reloj, gracias a Dios. La verdad es que no sé cuando voy a acabarlo. ¿Quizá en 2011? ¡Ya veremos! Sea como sea, de momento me siento sumamente feliz tocando con mi nuevo grupo. Tenemos un maravilloso y joven bailarín con nosotros, Farruco, de sólo 21 años y de un talento magnífico. También nos acompaña Duquende, uno de los cantantes más significativos del flamenco. Me alegraría muchísimo que vinierais a ver nuestra actuación.
— Por supuesto que estaremos con vivo interés y de PuntoLatino irá mucha más gente … ¡Enhorabuena y muchas gracias Maestro!
— Para PuntoLatino © Laura López y Roman Kunzmann —
— Fotografías 1 y 2: Paco de Lucía, 3 y 4: Farruco (bailarín), 5: Duquende, cantaor.
Las manos de un ángel
— por Ana María Steiner y Paulo González @ de PuntoLatino —
El 18.03.2010 tuvimos la oportunidad de presenciar uno de los conciertos más espectaculares de los últimos tiempos. El maestro de la guitarra acústica en el ámbito del flamenco nos deleitó con un show indescriptible lleno de energía, momentos llenos de emoción y pasión en el escenario. Hasta ahora nadie lo ha superado y el toque de hoy no se entendería sin él. Revolucionó la manera de acompañar y concebir la interpretación flamenca de la guitarra.
Acompañado de su banda, Paco De Lucía, guitarra, El Piraña, percusión – Nino Josele, guitara, – Alain Perez, bajo – Antonio Serrano, harmónica – Chonchi Heredia, vocal – Montse Cortés, vocal — creó una atmósfera mágica para el público suizo.
La amplia discografía de Paco de Lucía, que suma más de veinte discos sin contar colaboraciones, dio su último fruto en el año 2004 con el disco «Cositas Buenas». Muchos de los éxitos que tuvimos el honor de escuchar en vivo el pasado viernes en el Kongresshaus, Zurich.
La historia comenzó media hora antes, atentos a la cita marcada con su manager. Nos dijeron que era muy posible tomarnos la tan deseada foto con Paco de Lucía unos minutos antes de comenzar el festín. Falso, nos la tomamos después de su fiesta. Y es que parranda hubo porque no fue para menos. ¡Qué concierto!, ¡qué bárbaro!, todos por igual, desde el bajista hasta el cantaor, todos magníficos, sin contemplación. El flamenco es una energía que se vive cuando se escucha en vivo, es el viento que golpea o la luz que ilumina en la oscuridad, es el fundamento de una tierra que vive para cantar y bailar. El flamenco es poesía que no necesita palabras, como la guitarra de Paco que parece la armonía pura en las manos de un ángel. Dos horas impresionantes de lujuria musical, cada gesto y cada paso, intenso como cada canto y cada espasmo. Entró el mago solitario, sin darnos cuenta le empezamos a aplaudir. Tomó sus alas y se abrió la función, el tiempo logró detenerse en el espacio musical. Llegaron sus compinches, cada uno en lo suyo, ocho se formaron para tocar el flamenco del maestro. Palmas les cubrían, selecto verde diseño que escogieron, y uno se levantó al escuchar, ¡oye tío!, es hora de bailar. Así el zapateo acompañó las cuerdas, cantos intensos de esas cositas buenas, sonido puro y con un eco profundo, los minutos se iban, nosotros todavía estábamos en el mismo tiempo.
Ya al finalizar esperamos en el lugar acordado, estábamos deseando saludar al maestro, y así lo hicimos aunque fuera más rápido que su concierto. Qué sorpresa, el ángel es un mortal, pero estaba allí, puesta la chaqueta y listo para salir. El mortal tenía hambre y nos dijo, ¡venga hombre!, los cuatro en la foto. Pero no hay camarógrafo, entonces dos buenas fotos, mejor que sobre a que haga falta. Venga que me voy de incógnito, pero por la salida de atrás. ¿Paco y las alas? No, esas se quedaron con la guitarra.
Zúrich, 18 de marzo 2010.