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Una noche para el recuerdo

— Nota para PuntoLatino © de Julie Bauer —

El 4 de junio 2010 en Zúrich donde se produjo por primera vez en Suiza el grupo español La Oreja de Van Gogh y, de telonero, Mikel Erentxun, el ex leader de Duncan Dhu, un público numeroso y muy entregado pudo demostrar a los artistas que en Suiza también se aprecia el rock y el pop latino.

La noche empezó con el concierto de Mikel Erentxun acompañado de Las Malas influencias. Un rock poderoso y eficaz completado con unas canciones legendarias de su ex formación Duncan Dhu tales como Esos ojos negros o Cien gaviotas, calentaron al público que esperaba con fervor la sensación de la noche, uno de los grupos más populares de esta última década: La Oreja de Van Gogh.

Tras media hora de pruebas de sonidos, el espectáculo pudo empezar con una entrada al escenario entre flashs y música electrónica. Se encendieron las luces y ahí, frente a la sala llena, aparecieron los cinco miembros de La Oreja de Van Gogh: Xabi San Martín, Pablo Benegas, Álvaro Fuentes, Haritz Garde y, la nueva cantante, Leire Martínez.

El público muy entregado, se puso a corear las canciones sin descansar y a saltar siguiendo el ritmo. El repertorio consistió en una buena parte del álbum A las cinco en el Astoria y en los más grandes éxitos de la banda tales como París, Cuéntame al oído, Puedes contar conmigo, Muñeca de trapo o Rosas. Para los escépticas, Leire Martínez pudo demostrar su talento, su energía y su gran poder de comunicación con el público, consiguiendo dar una nueva vida a las canciones que Amaia Montero personificaba tan bien antes de dejar el grupo.

El público pudo apreciar también el arte de los músicos, con el estupendo solo de Theremín de Xabi San Martín, antes de llegar a la parte acústica del concierto donde el mismo Xabi San Martín acompañó con el sintetizador a una Leire Martínez muy conmovedora y demostrando la pureza de su voz, interpretando Deseo de cosas imposibles y una de las obras maestras del grupo, Jueves (11-M,) que hundieron a la sala en una profunda emoción.

El final del concierto, mucho más alegre, permitió comprobar que el público conocía de memoria las canciones de los artistas donostiarras. Tras una hora y media de actuación, se despidieron con el nostálgico La Playa bajo los aplausos muy largos. Se disculparon por no saber hablar alemán aunque, vista la acogida, tendrán que tomar clases, porque nadie se extrañaría de una próxima visita a Suiza del grupo que está preparando un nuevo álbum.

Julie Bauer

 

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