| VIII Pódium | ENTREVISTAS |
«Uruguay parece estar bien posicionado para beneficiarse, pero es necesario encontrar un equilibrio que proteja a los actores más pequeños de la economía y las preocupaciones medioambientales»
En el marco de la ronda de entrevistas pre-pódium, Luis Vélez Serrano, del Comité de Organización del VIII Pódium, entrevista a Pablo Danis, ex-vicepresidente de la Camara de Comercio Suizo-Uruguaya y ex-secretario de la Camara de Comercio Paraguayo Suiza. Actualmente consultor en alineamiento organizacional y empresarial, formacion profesional y digitalización & ciberseguridad para la industria bancaria y de la hospitalidad (hoteleria, viajes, etc.). [Foto: Pablo Denis como ponente en el VI Pódium, HSG, 2021).
— ¿Hay voces alentadoras en el Uruguay para el Acuerdo AELC-Mercosur? Y ¿voces que se oponen a ese acuerdo?
— La discusión en Uruguay sobre el acuerdo entre MERCOSUR y la EFTA (AELC) revela una diversidad de opiniones, tanto alentadoras como críticas. Las voces a favor destacan las ventajas comerciales que el acuerdo podría traer para sectores clave de la economía uruguaya, particularmente el agroindustrial, que ya mantiene relaciones importantes con países como Suiza y Noruega. La embajadora Valeria Csukasi señaló que Uruguay es el país del MERCOSUR que obtendría mayores beneficios del acuerdo, ya que los productos uruguayos, especialmente la carne, son los principales bienes exportados a los países de la EFTA.
En concreto, Uruguay podría aprovechar la cuota de 3.000 toneladas de carne bovina que Suiza ofrecería sin aranceles, lo que mejoraría significativamente las condiciones de acceso a este mercado. También se mencionan productos como miel, vino, maíz y aceites vegetales, que ingresarían con tasas arancelarias preferenciales. En el sector agrícola, este tipo de acuerdos son considerados altamente beneficiosos, ya que consolidan y amplían las exportaciones hacia mercados europeos de alto poder adquisitivo, donde Uruguay tiene una reputación bien establecida como proveedor de productos de calidad.
Sin embargo, también existen voces críticas. Los detractores del acuerdo, aunque menos visibles, expresan preocupaciones sobre el impacto potencial en ciertos sectores de la producción local que podrían verse desplazados por productos europeos más competitivos y de mayor calidad. La apertura de mercados puede traer consigo competencia desleal para pequeñas y medianas empresas locales, que tendrían dificultades para competir con la industria de países como Suiza o Noruega, que operan con tecnología y estándares de producción más avanzados.
Otro punto de preocupación radica en las implicaciones a largo plazo para las políticas de sostenibilidad y las normativas medioambientales. Aunque Uruguay ha sido uno de los países más progresistas dentro del MERCOSUR en cuanto a la inclusión de cláusulas de sostenibilidad en acuerdos comerciales, existe la preocupación de que las industrias extractivas y agrícolas puedan enfrentar restricciones más severas, afectando su competitividad frente a países con estándares menos estrictos.
En resumen, mientras que los sectores exportadores, particularmente el agrícola, ven con buenos ojos el acuerdo EFTA-MERCOSUR por sus oportunidades económicas, algunas voces plantean inquietudes sobre el impacto en sectores vulnerables y la competencia frente a productos europeos. Uruguay parece estar bien posicionado para beneficiarse, pero es necesario encontrar un equilibrio que proteja a los actores más pequeños de la economía y las preocupaciones medioambientales.
— ¿Han habido posiciones oficiales de la Cámara suizo-uruguaya respecto a este tema?
— La Cámara Suizo-Uruguaya no ha emitido recientemente declaraciones oficiales sobre el acuerdo MERCOSUR-EFTA, pero es razonable suponer que mantiene un interés favorable. Históricamente, esta cámara ha trabajado para fortalecer las relaciones comerciales entre ambos países, y el acuerdo EFTA representa una oportunidad importante, especialmente para sectores clave de la economía uruguaya como la agricultura, particularmente en la exportación de productos como carne, miel y vinos.
En el caso de Uruguay, se espera que el país sea uno de los mayores beneficiados por el acuerdo, dado su fuerte posicionamiento en los mercados de Suiza y Noruega. El acuerdo EFTA eliminaría aranceles y ofrecería acceso preferencial a varios productos agrícolas uruguayos, beneficiando a los sectores exportadores.
Este tipo de facilitación comercial siempre es bien visto por cámaras bilaterales como la suizo-uruguaya, que se centran en potenciar las relaciones entre ambos países. Además, la eliminación de barreras para productos manufacturados podría incrementar las inversiones extranjeras en Uruguay, lo que también sería bien recibido por la cámara.
Paralelamente, el reciente anuncio de la Unión Europea, que declaró no estar lista para cerrar su propio acuerdo con el MERCOSUR, introduce una nueva dimensión en las expectativas comerciales de Uruguay.
Aunque el MERCOSUR ha declarado estar listo para firmar, la UE ha postergado las negociaciones debido a preocupaciones sobre sostenibilidad y sensibilidad en el sector agrícola. Esta situación pone en evidencia las dificultades que enfrenta el MERCOSUR para avanzar en sus acuerdos comerciales con la UE, pero al mismo tiempo resalta la importancia del acuerdo EFTA como una opción más accesible y menos conflictiva para Uruguay.
Con la UE posponiendo el acuerdo, el avance de las negociaciones con la EFTA toma un papel más destacado. Esto permitiría a Uruguay continuar su integración en mercados europeos, aprovechando la oportunidad de afianzar su posición como un importante exportador de productos agrícolas, mientras el MERCOSUR enfrenta desafíos en otros frentes, como las negociaciones con la UE.
En resumen, aunque no haya declaraciones explícitas de la Cámara Suizo-Uruguaya, es muy probable que apoye el acuerdo con la EFTA, ya que beneficiaría a sectores clave de Uruguay, especialmente en un contexto donde las negociaciones con la UE se ven más complicadas.
— ¿Qué perspectivas ves a la culminación del acuerdo?
— La culminación de un acuerdo MERCOSUR-EFTA tiene perspectivas positivas, especialmente para Uruguay, debido a varias ventajas estratégicas que podrían fortalecer la posición del país como un socio clave para las naciones del EFTA, particularmente Suiza. Además de los beneficios directos en términos de exportaciones agrícolas y aranceles preferenciales, hay aspectos suplementarios que refuerzan aún más el potencial de esta asociación comercial:
Posicionamiento de Uruguay como socio para la industria farmacéutica suiza: Uruguay puede consolidarse como un partner estratégico para la industria farmacéutica suiza, un sector altamente desarrollado en Suiza. Con su industria de alta calidad y regulaciones estrictas, la industria farmacéutica suiza podría encontrar en Uruguay un país con un ambiente favorable para la expansión de sus operaciones, ya que ofrece estabilidad política y económica dentro del MERCOSUR. Uruguay es reconocido por su respeto a la propiedad intelectual, un factor crítico para este tipo de industria, y la existencia de zonas francas especializadas como la Zona Franca de Montevideo, que permite operar con exenciones fiscales, favorece la atracción de empresas extranjeras en este sector.
Fuente de materias primas y puerta logística al MERCOSUR: Uruguay ya es reconocido como un exportador importante de materias primas de alta calidad, y con el acuerdo EFTA-MERCOSUR, su posición en la cadena de suministro internacional podría fortalecerse aún más. Además, su sólida infraestructura logística y su ubicación geográfica privilegiada lo posicionan como una puerta de entrada clave al MERCOSUR. Con puertos de primer nivel, como el Puerto de Montevideo, y una industria logística bien desarrollada, Uruguay podría servir como el hub preferido para la entrada de productos suizos y europeos en la región. Esta ventaja logística no solo beneficia a la industria suiza en términos de eficiencia, sino que también facilita la distribución de productos en todo el bloque MERCOSUR, ampliando el alcance del acuerdo.
Desarrollo de las ciencias de la vida (biotecnología): Uruguay tiene un fuerte interés en la biotecnología y ciencias de la vida, y la colaboración con Suiza, uno de los líderes mundiales en este campo, podría potenciar este sector emergente en el país. El acuerdo EFTA-MERCOSUR podría facilitar transferencias de tecnología, inversión en investigación y desarrollo, y fomentar asociaciones entre instituciones académicas y científicas. Uruguay ha establecido varios centros de innovación tecnológica y cuenta con incentivos fiscales para la inversión en este tipo de proyectos, lo que lo convierte en un entorno favorable para las empresas biotecnológicas suizas que buscan expandirse en América Latina.
Formación profesional y educación de calidad: La tradición de educación de calidad y formación profesional dual en Suiza, reconocida mundialmente, es otro aspecto que puede integrarse en esta relación comercial. Uruguay tiene un interés creciente en mejorar su sistema educativo y ya ha dado pasos importantes en la implementación de programas de formación técnica profesional. El sistema dual suizo, que combina el aprendizaje en aulas y en entornos laborales reales, puede ser una fuente de inspiración y colaboración. A través de este acuerdo, Uruguay podría beneficiarse de intercambios educativos, asistencia técnica y programas de capacitación, lo que contribuiría al desarrollo del capital humano en sectores clave como la ingeniería, la manufactura avanzada y la biotecnología.
En conjunto, estos aspectos suplementarios refuerzan las ventajas que Uruguay puede obtener con el acuerdo MERCOSUR-EFTA. No solo se trata de un acceso preferencial a mercados europeos, sino también de posicionarse como un hub de inversión y desarrollo en sectores estratégicos, en una alianza que promete beneficios mutuos a largo plazo.
— ¿En materia de sostenibilidad qué posiciones tiene Uruguay frente a los otros miembros del Mercosur?
— En materia de sostenibilidad, Uruguay ha adoptado una postura más progresista en comparación con otros miembros del MERCOSUR, lo que lo diferencia en varios aspectos clave. Estas diferencias son especialmente notables en temas relacionados con el cambio climático, la protección del medio ambiente y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles.
Compromisos ambientales internacionales: Uruguay se ha destacado por su compromiso con acuerdos internacionales relacionados con el medio ambiente. Es uno de los países del MERCOSUR que ha ratificado y promovido activamente los objetivos del Acuerdo de París, priorizando la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y fomentando la transición hacia energías renovables. De hecho, Uruguay es reconocido a nivel mundial por tener una de las matrices energéticas más limpias, con un 98% de su electricidad proveniente de fuentes renovables, principalmente energía eólica, solar e hidráulica. Esta postura contrasta con otros miembros del MERCOSUR, como Brasil, que ha enfrentado críticas internacionales debido a la deforestación de la Amazonía y el impacto ambiental de sus políticas agrícolas.
Políticas agrícolas sostenibles: Mientras que otros países del MERCOSUR, como Brasil y Argentina, han centrado sus modelos agrícolas en la expansión de cultivos a gran escala, como la soja y el maíz, que a menudo implican la deforestación o prácticas menos sostenibles, Uruguay ha promovido un enfoque más equilibrado. En Uruguay, la producción ganadera y agrícola está regulada por políticas que buscan minimizar el impacto ambiental, lo que incluye programas de manejo responsable de suelos y la implementación de tecnologías para reducir el uso de agroquímicos. Esto le ha permitido posicionarse como un proveedor confiable de productos agrícolas sostenibles, lo que es valorado en mercados europeos.
Sostenibilidad en acuerdos comerciales: Uruguay también ha sido un defensor de la inclusión de cláusulas de sostenibilidad en los acuerdos comerciales internacionales. Durante las negociaciones del acuerdo MERCOSUR-EFTA, Uruguay apoyó la incorporación de compromisos relacionados con el desarrollo sostenible, alineándose más con las expectativas de los países europeos, que exigen estándares ambientales más altos. Esta postura más progresista no ha sido compartida de manera uniforme por otros miembros del MERCOSUR, lo que ha generado fricciones, especialmente con Brasil, cuya política medioambiental ha sido motivo de controversia internacional.
Deforestación y biodiversidad: Uruguay tiene una baja tasa de deforestación en comparación con otros países del bloque, como Brasil, donde la deforestación de la Amazonía sigue siendo un tema crítico. Las políticas ambientales uruguayas están orientadas a la conservación de la biodiversidad y la recuperación de ecosistemas, lo que le ha permitido destacarse como un país que equilibra el crecimiento económico con la protección ambiental.
Cooperación internacional y adaptación al cambio climático: Uruguay ha sido proactivo en la búsqueda de cooperación internacional para enfrentar el cambio climático, participando en iniciativas globales que promueven la adaptación y resiliencia climática. El país ha implementado varios programas en conjunto con instituciones internacionales para mejorar la gestión del agua, proteger los ecosistemas costeros y desarrollar infraestructuras resistentes a los desastres naturales. Este enfoque cooperativo se alinea más con las expectativas de los países europeos y la comunidad internacional, mientras que otros miembros del MERCOSUR han sido más reticentes en adoptar medidas de este tipo.
En resumen, Uruguay se diferencia del resto del MERCOSUR al adoptar políticas más alineadas con las demandas globales de sostenibilidad, mostrando un firme compromiso con la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Esto le ha permitido destacarse en las negociaciones internacionales, pero también ha generado tensiones dentro del bloque, donde algunos de sus socios, como Brasil, tienen enfoques más permisivos en términos ambientales. El gobierno Uruguayo ha tenido un enfoque decidido en revitalizar el MERCOSUR, impulsando debates sobre la flexibilización del bloque y su modernización. Esto ha incluido la promoción de la posibilidad de que los países miembros negocien acuerdos comerciales de manera independiente, una postura que ha generado tensiones, particularmente con Argentina, que favorece un enfoque más proteccionista. Este enfoque cobra especial relevancia en el contexto del acuerdo MERCOSUR-EFTA, donde Uruguay ha sido uno de los principales defensores de avanzar en las negociaciones y cerrar acuerdos comerciales estratégicos que le permitan ampliar su acceso a mercados internacionales.
La voluntad de Uruguay de avanzar rápidamente en acuerdos como el de la EFTA refleja su estrategia de diversificar sus socios comerciales y reducir la dependencia de sus grandes vecinos del MERCOSUR, como Brasil y Argentina, que a menudo han ralentizado los procesos de integración comercial. En contraste, Uruguay ha mostrado interés en aprovechar las oportunidades de acceso preferencial a mercados de alta calidad como Suiza y Noruega, donde sus exportaciones, especialmente de productos agrícolas, pueden tener un gran impacto. Esta postura proactiva busca no solo fortalecer la economía uruguaya, sino también dinamizar un MERCOSUR que, en algunos aspectos, ha quedado rezagado por la falta de consenso en temas clave.
— ¡Muchas gracias Pablo!